Una siembra ancestral abrió Kauka, el 47SNA en Popayán
- Diego Guerrero
- 26 oct
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Actualizado: 28 oct
Con una ceremonia alrededor del fuego, las comunidades nasa, ,misak, yanakuna y kokonuko dieron apertura simbólica al 47 Salón Nacional de Artistas (47SNA) en el morro de Tulcán, en Popayán.

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El acto, convocado por las comunidades, reunió a cerca de 150 personas y marcó el inicio de las actividades del evento.
La comunidad misak retiró en 2020 la estatua de Sebastián de Belalcázar ubicada en el morro de Tulcán, o ‘Pirámide de Tulcán’. Eso marcó el inicio de un proceso de recuperación del sentido histórico y simbólico del lugar desde el punto de vista de esas comunidades.
Durante el encuentro, varios mayores recordaron ese momento y destacaron la importancia de continuar construyendo desde la autonomía y el conocimiento ancestral.
El curador Eyder Calambas Tróchez explicó que el Salón busca reconocer las formas de vida y resistencia que existen en el Cauca. “El Estado no viene a inventar mundos posibles, sino a encontrarse con los que ya existen en la diferencia y en la pluriversidad”, afirmó.
Según dijo, este encuentro es también “un proceso político, espiritual y ético” que reúne a comunidades campesinas, afrodescendientes, indígenas y colectivos Lbgtiq+ que han trabajado en los últimos años.
Julián Dupont, del colectivo nomasmetáforas, señaló que esta edición del Salón es concebido concibe como una alianza entre el arte y los saberes locales. “Por años fuimos producidos como olvido, pero hoy queremos apropiarnos de esa historia y transformarla desde la fuerza de estas tierras”, dijo.
El acto contó con la presencia del equipo curatorial del Salón y de representantes de diferentes comunidades. La jornada incluyó cantos, palabras en lenguas indígenas y una siembra simbólica como gesto de agradecimiento al territorio.
El evento forma parte del programa oficial del 47SNA, que continuará con la ‘Tercera Asamblea de Mundos Posibles’ en la Universidad Autónoma Indígena Intercultural y con actividades culturales en distintos espacios de Popayán.
Reportería de Robinson Tamayo. Editado por Diego Guerrero.












