Con ‘Ballet Bachué’, Mateo López señala antiguas discusiones sobre el arte colombiano
- Diego Guerrero
- 8 oct
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Actualizado: 9 oct
Mateo López mira a la historias de La Bachué, la escultura creada hace un siglo por Rómulo Rozo, símbolo del mito muisca y de un intento por dar un rumbo al arte moderno en Colombia.

SOFÍA ARÉVALO
Periodista
ARTERIA
En el Teatro El Parque, en el corazón del Parque Nacional, la diosa ‘Bachué’ ha vuelto a despertar. Con Ballet Bachué, el artista colombiano Mateo López mira a la historias de La Bachué, la escultura creada hace un siglo por Rómulo Rozo, símbolo del mito muisca y de un intento por dar un rumbo al arte moderno en Colombia.
La obra de López combina cine, danza, escultura y teatro de marionetas en una experiencia sensorial que devuelve al público la posibilidad de mirar, pensar y sentir el arte desde otro lugar.
El proyecto nació hace dos años, cuando López vio en persona la escultura de Rómulo Rozo y quedó atrapado por su historia. Vale decir que la pieza ha sido comentada ampliamente durante la última década.
Lugo de errar por años sin que nadie supiera de su existencia, fue recuperada e hizo parte de la colección de Espacio el Dorado, en Bogotá; críticos como Christian Padilla la han comentado ampliamente, fue expuesta en la más reciente Bienal de Venecia y fue adquirida hace poco para la colección del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires.
“Durante décadas se ignoró su significado. Es paradójico que hoy, cuando hablamos tanto de volver al conocimiento ancestral y a los mitos fundacionales, olvidemos que esa conversación ya había pasado hace cien años”, explica.
Esa reflexión lo llevó a crear una pieza que cuestiona el olvido, la modernidad y las formas en que la historia se repite.
En un cortometraje una mujer —una diosa indígena, una madre obrera, un símbolo de fuerza— irrumpe en el estudio de un artista y lo desordena todo. En ese gesto de caos, de movimiento, surge una nueva mirada sobre la creación, la identidad y el poder de lo simbólico.
El artista recrea este universo mediante una instalación con materiales como la piedra, la madera y los tejidos, alejándose del plástico y de los procesos contaminantes. “Trabajar con resinas o aceites tiene un impacto, y quería evitarlo”, comenta. La instalación reúne cerca de cincuenta piezas, entre objetos pequeños y grandes como lápices, una marioneta y una olla de barro, que acompañan la proyección del cortometraje de 16 minutos.
En él participan bailarines, un marionetista y el director José Luis Rugeles, con quien López dio vida a una puesta en escena donde los objetos cobran vida y la danza se transforma en relato visual.
Todo sucede dentro del Teatro El Parque, una joya arquitectónica de 1936 diseñada por Carlos Martínez, que por casi nueve décadas ha sido casa de títeres y teatro para jóvenes. Para López, el lugar, más que un escenario, es un personaje.
“Este edificio tiene mucho que ver con la historia que quiero contar. Es contemporáneo de la época en que surgió la Bachué y fue parte de ese impulso liberal y cultural que marcó al país”, señala.
El artista celebra, además, que esta colaboración permita reencontrar al público con un espacio patrimonial que muchos desconocen. Ballet Bachué es también un diálogo con la historia del arte colombiano. Retoma la huella del movimiento ‘Bachué’, aquel grupo de artistas que en la década del 30 apostó por el realismo social y las raíces indígenas como respuesta al arte académico.
Forma expresiva que desapareció cuando en Latinoamérica, por influencia de críticas como Marta Traba y de exposiciones pagadas desde Estados Unidos, se privilegiaron temas como el arte abstracto y las influencias en boga en ese país y Europa.
López recupera ese espíritu para hablar de los ciclos del arte, los conflictos entre lo contemporáneo y lo popular, y la urgencia de reconectarnos con los oficios, los materiales y la tierra. “El arte se ha vuelto una cosa muy conceptual, muy intelectual, que deja por fuera a mucha gente. Yo creo que el arte también tiene que ser experiencia, alegría, contacto. Que la gente pueda tocar, reír, sentirse parte de algo”, afirma.
Hasta el 9 de noviembre, el público podrá visitar Ballet Bachué en el teatro El Parque y asistir a las proyecciones del cortometraje los fines de semana, con la presencia del artista. Una oportunidad para sumergirse en una historia que atraviesa el tiempo, donde mito, danza y materia se encuentran para recordarnos que el arte también es una forma de volver a mirar el origen.
Editado por Diego Guerrero










