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La obra de Beatriz González pasa por un momento de felicidad

  • Foto del escritor: Diego Guerrero
    Diego Guerrero
  • 5 oct
  • 7 Min. de lectura
Este año el nombre de Beatriz González aparece en múltiples eventos de arte: la BOG25, Artbo, la Pinacoteca de San Pablo (Brasil) -donde se exhiben más de 100 obras, hace parte de las entidades que hacen homenaje. La BOG25 inspiró su tema 'Ensayos sobre la felicidad' en una obra de la artista.

La obra de Beatriz González es objeto de mútlipes homenajes en Colombia y el exterior, como este pabellón especial en Artbo de este año/ ARTERIA
La obra de Beatriz González es objeto de mútlipes homenajes en Colombia y el exterior, como este pabellón especial en Artbo de este año/ ARTERIA
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Beatriz González llegó a Bogotá en 1956 para estudiar arquitectura en la Universidad Nacional. Dos años después, abandonó la carrera y regresó a su natal Bucaramanga y meses más tarde regresó a Bogotá con la intención de convertirse en publicista, pero resultó matriculándose en Bellas Artes en la Universidad de los Andes.

 

El encuentro con profesores como Juan Antonio Roda, Marta Traba y Ramón de Zubiría fueron capitales en su decisión de quedarse y construir la carrera de artista que homenajean por estos días. 

 

Uno de los eventos que exalta a la artista es la Bienal de Arte y Ciudad BOG25. La obra La felicidad de Pablo Leyva, de González, creada en 1977, hace parte de la curaduría ‘Ensayos sobre la felicidad’ tema principal de este evento.”

 

Algunas reproducciones de esta obra son exhibidas en las paredes del Palacio de San Francisco y en las servilletas de un reconocido restaurante de la capital.

 

Esta obra que creó Beatriz en los años 70, reflexiona sobre la manera en que personas con diferentes roles sociales, como amas de casa o profesoras de colegio, se relacionan con el concepto felicidad.

 

Jaime Cerón, cocurador de la BOG25 explica que Beatriz ‘está mucho en esa idea de entender a Bogotá como un conjunto de fantasías, de sueños, de ilusiones y de deseos de personas que vienen de todo el país a buscar la felicidad’, cosa que justifica su presencia en el evento.

 

Gonzáles, tuvo varios trabajos en Bogotá: en sus inicios fue profesora de colegio, en 1985 empezó una relación con el Banco de la República que duró más de 10 años, donde fue asesora de la colección de arte y miembro del Consejo Asesor de Artes Plásticas.

 

En el Museo Nacional trabajó por cerca de 14 años como curadora de colecciones de arte e historia. En el Museo de Arte Moderno de Bogotá fue directora de educación. La historia del arte en Bogotá tiene registrado un vínculo constante de Beatriz como curadora y asesora de estas instituciones durante más de 30 años. Cosa que habla de que, además de ejercer el arte desde la creación, se vinculó a instancias decisorias en instituciones claves del arte lo que le permitió influir también desde ese ámbito en el devenir del arte colombiano.

 

El Banco de la República fue una de las instituciones que inició los homenajes a la obra de González con una exposición retrospectiva en 2020. El Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC). de Ciudad de México, hizo una exhibición en 2023 llamada ‘Guerra y Paz: una poética del gesto’, que mostró algunas pinturas, y desde el 30 de agosto de este año está abierta en la pinacoteca de San Pablo abrió la exhibición ‘Beatriz González: la imagen en tránsito’, que revisa 60 años de trayectoria a través de más de 100 obras.”

 

La obra que homenajean estas instituciones es el resultado de más de seis décadas en las que trabajó para mejorar y posicionar su obra.

 

Un suicidio como punto de inflexión

/Ilustración Robin Tamayo-ARTERIA
/Ilustración Robin Tamayo-ARTERIA

“Yo estaba mirando unos cuadros míos y dije: no soy más que una señora que pinta, estoy arruinada como artista. Abrí el periódico El Tiempo, vi esta foto y pensé: esto es lo que yo quiero”, explicó Beatriz en una conferencia del 2017 en la Universidad de los Andes. 

 

En ella se refería a la noticia de una pareja que había tomado la decisión de suicidarse arrojándose desde un abismo a las aguas del Sisga. Esta noticia la motivó a crear la obra Los suicidas del Sisga (1965). La pieza ha sido aclamada por críticos como una de las más importantes del arte nacional.

 

La pieza sigue impactando 60 años después. El pasado viernes 27 de septiembre se proyectó la película que lleva el mismo nombre de esta obra de González. El periodista Jaime Aguilar se inspiró en la pintura de los suicidas para documentar su viaje en busca de los familiares de esta pareja que se arrojó al Sisga en los 60.

 

La película fue proyectada en el espacio público a las afueras del Museo Nacional, en el marco del programa ‘Tardeando el Centro’, de la Alcaldía de Bogotá y la Fundación Gilberto Álzate Avendaño.

 

Antes de la proyección, el director le contó al público que le había tomado más de 10 años hacer la película y que seguía investigando y escribiendo sobre nuevos hallazgos alrededor de esta obra. 

 

Después de aquel punto de giro con Los suicidas del Sisga, entre los dibujos, pinturas y grabados de Beatriz González aparecen nombres como: Asesinada mujer en el hospedaje (1969), Veterano de Corea (1969), Tragedia Pasional (1968), La muerte del pecador (1973), Televisor a color (1980). Obras que muestran un interés constante por mirar y documentar lo popular.

 

Alonso Garcés, quien hoy es uno de los galeristas más prestigiosos del país, fue uno de los primeros en confiar en su obra. “Uno siente cuando las propuestas de un artista van a trascender en el tiempo, es parte del sexto sentido que tiene uno como galerista’, dice cuando se le pregunta por su trabajo de más de 50 años con ella. 

 

“Galerías como Casas Riegner y Alonso Garcés han contribuido a que su obra se mantenga en exhibición y haya llegado a lugares como el Tate Gallery, en Inglaterra, como parte de una colectiva.”

 

Casas Riegner colaboró para que las personas que asistieron a Artbo este año pudieran apreciar 24 obras de González, entre las que había dibujos, pinturas e instalaciones.

 

La controversia con ‘Auras Anónimas’

En esta muestra también había algunos bocetos y referencias a una de las obras que más conecta el trabajo de la artista con la ciudad de Bogotá, Auras Anónimas. Una instalación de 8.957 serigrafías que hizo González en los columbarios del Cementerio Central en el año 2009. Las serigrafías corresponden a ocho siluetas que dibujó inspirada en fotografías de prensa que mostraban a hombres cargando cadáveres.

 

Auras Anónimas está en un sector del cementerio designado para recordar a las víctimas del Bogotazo. Esta propuesta artística ha sido objeto de múltiples controversias tanto desde lo artístico, lo urbanístico y arquitectónico hasta por aspectos legales.

 

Durante las alcaldías de Enrique Peñalosa y de Claudia López se intentó remodelar el sector de los columbarios para la creación de un parque dedicado a la contemplación y a prácticas deportivas.

 

Desde el 2018 Beatriz González se opuso a la construcción del parque y con el apoyo de académicos de la Universidad de Los Andes empezó acciones para defender su obra. El Laboratorio de Estudios en Artes y Patrimonio de esta universidad financió una exposición de dibujos y bocetos referentes a la obra en la sede de la Procuraduría General de la Nación. Dos años después, en 2020, el Consejo Distrital de Patrimonio Cultural declaró que los columbarios com9o bien de interés cultural del Distrito, lo que bloqueó legalmente las intenciones de demolición y llamó a su conservación.

/Ilustración Robin Tamayo-ARTERIA
/Ilustración Robin Tamayo-ARTERIA

 

Vale decir que Auras Anónimas fue una propuesta dentro de una convocatoria pública que buscaba promover el arte de distintos artistas en ese lugar y que la obra tenía un tiempo límite para estar allí, luego de lo cual debería ser removida para que el espacio fuera aprovechado por otros artistas. Sin embargo, no se realizaron nuevas convocatorias y la propuesta permanece ahí.

 

El exalcalde Enrique Peñalosa ha manifestado su descontento con la decisión del Consejo de Patrimonio a través de mensajes irónicos en la red social X. También se ha pronunciado negativamente sobre las decisiones del alcalde actual, Carlos Fernando Galán, de destinar recursos para restaurar los columbarios.

 

Además de revisitar la obra de Beatriz con la programación cultural de Bogotá, la alcaldía de Galán también le otorgó a la artista ‘Orden Civil al Mérito’, por su legado artístico y museográfico en abril de este año.

 

La Alcaldía ha prometido su restauración la cual deberá estar lista antes de la terminación de este mandato.

Sin duda, la obra de González habla de una vida dedicada al arte que ha tocado tópicos complejos, como la política, sobre todo en el momento en el que el ex presidente Julio César Turbay instauró el llamado ‘Estatuto de seguridad’, el cual ha sido cuestionado históricamente por ignorar los derechos ciudadanos.

 

Según reseña el Museo de Arte Moderno de Nueva York –que posee obra de la artista- en 1983 concibió Zócalo de la comedia, que muestra a Turbay otorgando un honor de estado a un diplomático durante los últimos días de su presidencia. Hablando sobre Zócalo de la comedia, González explicó: "El propósito era ridiculizar [a Turbay]. Era un poco una burla. Quería que el público cuestionara a los presidentes y lo que representaba Colombia, cómo los presidentes usaban el poder".

 

También es famosa su pieza Decoración de interiores, con más de 2,5 metros de altura. El Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) dice sobre esta obra que hace parte de su colección: “Las monumentales cortinas ondulantes de Decoración de interiores, de Beatriz González, representan reiteradamente una fotografía de prensa del ex presidente colombiano Julio César Turbay Ayala, cantando con invitados en una fiesta.

 

La obra, originalmente de 140 metros de ancho, se exhibió por primera vez en 1981 y viajó a las cuatro principales ciudades de Colombia, Bogotá, Medellín, Cali y Bucaramanga. 

 

La cortina fue expuesta al lado de un gran retrato de Turbay y su familia hecho por la artista, lo que recuerda los salones de pinturas cortesanas del siglo XIX. Pero la imagen de Turbay que trasmite González en esa instalación dista de ser cortés. Las figuras, chatas y rígidas, que miran insípidamente a lo lejos, evocan la tosquedad y la escasa calidad de la copia de periódico original, que la artista relaciona sarcásticamente con la ineficacia del presidente en medio de la violencia creciente y el malestar civil en el país”.

 

Es claro que la obra de González se encuentra en un momento de reconocimiento local e internacional y ya ha pasado a formar parte de la historia del arte colombiano, lo que no es poca cosa si se tiene en cuenta que el nuestro –y el de muchos otros lugares- ha sido un arte en su mayor parte regido por hombres. Tal vez para ella sea un momento de felicidad.

 


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Editado por Diego Guerrero


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