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Murió John Castles

El escultor, arquitecto y docente John Castles (Barranquilla 1946) murió este jueves 14 de diciembre en Bogotá, por causas naturales.

Jonhn Castles fue uno de los escultores más importantes de los últimos 50 años. /ARTERIA
Jonhn Castles fue uno de los escultores más importantes de los últimos 50 años. /ARTERIA

En 1970, en Medellín, John Castles presentó una pieza en público por primera vez, recuerda el curador, critico y amigo suyo, Eduardo Serrano: "Era una obra construida con tubos de PVC, lo que a mí me pareció muy honesto porque no estaba tratando de escoger materiales muy sofisticados. Como él estudiaba arquitectura entonces la obra reflejaba ambas cosas: la honestidad que iba a tener toda su vida y la matriz arquitectónica que tenía su trabajo".


Era el preámbulo de un recorrido que abarcó más de 30 exposiciones individuales en Colombia y el exterior (La Habana, Río de Janeiro, San Pablo –Brasil– Miami, Wahsington…) y de una carrera docente tan influyente como su obra escultórica. John Castles, murió el pasado jueves 14 de diciembre, y deja un legado realmente impresionante.


Estudió Arquitectura en la Universidad Javeriana de Bogotá en 1966, y en la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, por lo que se le clasifica como del Grupo de Medellín, que durante ese periodo de tiempo coincidió en la facultad de Arquitectura de esa institución educativa.


Fue docente de la Academia Superior de Artes de Bogotá (ASAB), realizó curadurías, montajes, participó en salones nacionales y regionales. Fue premio del Salón Nacional de Artistas.


Castles siguió a artistas como Negret y Ramírez Villamizar y propuso obras que van desde verticales a horizontales, con metales doblados y óxidos, en obras geométricas y abstractas, tanto par interiores como para paisajes urbanos.


Vea Otro Día Más con John Castles y Eduardo Serrano en https://fb.watch/oZItaF3Xf1/



Un maestro, un artista, un amigo

"John fue uno de mis maestros -dice la curadora María Elvira Ardila, quien fue curadora del Museo de Arte Moderno de Bogotá-. Poseía una fina erudición en la historia del arte colombiano, no solo del arte moderno sino del arte colonial. Escuché muchas de sus clases y creo que la faceta de docente es muy importante, porque le gustaba enseñar".


A Castles lo conoció en la Galería el Museo, en 1989, tiempo desde el cual trabajaron juntos varios proyectos. Reconoce que con él aprendió a realizar montajes, en una épca en la que trabajaron en el 35 y 36 Salón Nacional de Artistas. "Yo era la Jefe de Artes Visuales y él era el director de Montaje de los certámenes", recuerda.


Otro tema era que gozaba de muy buen humor, dice María Elvira, y era incluso divertido con los amigos."Cuando trabajaba en la ASAB yo esos días estaba con una depresión fuerte y me llevó de regalo un caucho que se usa para la olla exprés y me dijo: 'Para la depresión'".


La invstigadora recomienda a quien quiera vivir su obra y esté en Bogotá, que vaya a Compensar de la Avenida 68 para ver su escultura Américas: "Da la oportunidad al transeúnte de penetrar, caminar o recorrerla por sus ondulaciones, por esa doble curva que juga con el lugar; la escultura de colores óxido y tierra da lugar a formas geográficas que moldea el viento. A su vez, ésta fue realizada por un elemento único, como una cinta de Moebius".


La curadora Ana María Lozano -quien también fue curadora del Mambo- recuerda a su amigo: "Recuerdo que me contó que al inicio en el museo los montajes los hacía Carlos Rojas. admiraba muchísimo a Carlos Rojas, decía que era extremadamente culto y sofisticado, y que los montajes eran muy elegantes, acertados. Allí comenzó John a enseñarme a montar, a entender el espacio, los vacíos y llenos de ese edificio tan difícil , el de Rogelio Salmona".


Recuerda que aportaba mucho para los montajes: "En ocasiones, estando yo en el Departamento de Curaduría, me llamaba y me preguntaba sobre una pared. Aportaba ideas y así se iban haciendo algunos montajes: conversando, comparando ideas, contrastando puntos de vista.


"Para mí fue mi mentor en ese sentido. Agudizó mis criterios para el manejo del espacio, de la conversación entre las obras, enfatizando siempre un gran respeto por cada obra y su singularidad".


Coincide con sus conocidos en que era un gran conversador y que podía pasar horas hablando de arte. "Creo que era una persona muy sociable, muy atenta a las nuevas acciones, las operaciones emergentes, los artistas con nuevas propuestas.


"Su mente era muy flexible, era muy atento y respetuoso de los artistas consagrados, pero también se daba cuenta de los elementos positivos de los jóvenes talentos. Creo que tenía una mente abierta, joven. Estaba siempre dispuesto a dejarse soprender por una performance, por una instalación, por una reflexión...", die Ana María.


La obra de Castles en la Asab fue fundamental para él, sus estudiantes y la institución, que hace pocos días le hizo un homenaje como maestro. Ana María opina que su paso por la sala de exposiciones de la Asab fue tan importante que la puso en el mapa de los sitios de exhibición de Bogotá y asegura que junto con Jorge Jaramillo pensó exposiciones para la Fundación Gilberto Alzate Avendaño: "Él y Jorge pensaron exposiciones de revisión extraordinarias, hicieron investigacions de lujo", dice.


Como artista, la investigadora opina que deja una obra muy buena. A propósito, comenta que para él una de sus obras más queridas era, precisamente a la señalada por María Elvira Ardila: "Una de sus obras más apreciadas por él era la de compensar -dice Ana María-. Él adoraba esa escultura, Y la del MAMU era muy importante para él".


Castles deja esa huella que va mas allá de una obra física y penetra la mente de la gente: Yo creo que para varias generaciones de artistas el fue un ser muy importante y creo que en la ASAB abrió una opción, la de montajista de exposiciones, curador e investigador, pues el puso muy por alto esas actividades en la Academia".


Una pieza hecha con Carlos Salas

En vísperas del cierre de galería y revista MUNDO John me invitó a su taller que quedaba vecino a las Torres del parque y me mostró una maqueta de una intervención en el espacio de la galería que se caracterizaba por su piso en hierro, material fundamental en su obra. Había imaginado plegar el piso transformándolo de esa manera en una obra suya de gran formato. Me pareció mágico y nos pusimos en la tarea de levantar las láminas para cortarlas, reensamblarlas y así se hizo en tamaño real lo que era una pequeña maqueta, un sueño solitario de un artista.

Esa obra efímera era una síntesis de su trabajo.





Historia en proceso


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