top of page

'6.402 razones para no olvidar': 'Madres de Soacha' definen homenaje con obra de arte público

 Aunque el proyecto se llama ‘Un monumento posible’, luego de mesas de trabajo entre las madres de víctimas de falsos positivos, representantes de la Comisión de la Verdad y artistas llegaron a la conclusión que será un memorial*, y no un monumento, lo que se construirá para honrar las víctimas de las ejecuciones extrajudiciales.


Desarrollo del proyecto “Un monumento posible, 6402 razones para no olvidar” /Cortesía
 Desarrollo del proyecto “Un monumento posible, 6402 razones para no olvidar” /Cortesía

Un memorial que sirva para honrar la memoria de las víctimas de ejecuciones extrajudiciales en Colombia se construirá en Soacha (Cundinamarca). 


Tras un mes de trabajo organizado por el Ministerio de Cultura y la Alcaldía de Soacha que contó con charlas, talleres y sesiones de escucha en las que participaron las Madres de Víctimas de Falsos Positivos (Mafapo), Lucía González,en representación de la Comisión de la Verdad, y artistas como Ana María Montenegro, José Alejandro Restrepo, Leyla Cárdenas, Iván Darío Berrío, Estefanía García y Edinson

Quiñones, se llegó a la decisión de crear un memorial, y no un monumento, que tiene como propósito la reparación simbólica.


“Esto es una lucha para poder visibilizar todo lo que pasó en Soacha, que a los muchachos sí se los llevaron. Queremos que quede el recuerdo de la historia y la memoria viva en Soacha para que todo el que llegue a Colombia quiera ir a ver qué hicieron las ‘Madres de Soacha’, por eso no queríamos una estatua o un cuadro, queríamos algo hecho desde la mujer, no queríamos copiarnos de nada que ya estuviera hecho”, dice Ana Páez, integrante de Mafapo.



Las 'Madres de Soacha' se reunieron con varios artistas para proyectar el homenaje. /Cortesía
Las 'Madres de Soacha' se reunieron con varios artistas para proyectar el homenaje. /Cortesía

Aunque el proyecto se llama “Un monumento posible, 6042 razones para no olvidar”, el coordinador Luis Hernández Mellizo explica que no se va a realizar un “monumento o estatua convencional”; sino un lugar vivo en el que deben existir varios espacios para la divulgación permanente de la memoria, para presentar exposiciones, encuentros y un espacio con área natural.


“Se pensó en un lugar que funcione como memorial, en el que se pueda hacer el ejercicio de memoria por medio de charlas, guías, trabajos con niños de escuela, donde haya un taller de creación, para conversar con otras comunidades, con oficina, archivo, auditorio y un café restaurante”, sostiene. 


Juan Carlos Millán, artista que participó como par local y puente r entre los artistas (laboratoristas y talleristas) y las ‘Madres de Soacha’ anota que durante las sesiones de trabajo lo que se hizo, básicamente, fue encontrar un mismo lenguaje para expresar artísticamente todo lo que se quiere.


El memorial “Un monumento posible, 6402 razones para no olvidar” debe realizarse, dice Millán, de tal forma que la narrativa hable por sí misma,"porque, así no estén ellas presentes, debe hablar por sí mismo y narrar el relato tan duro y fuerte como es. Se parte de un arte representativo y de la necesidad de contar un relato que no dé pie a la interpretación”. 


Las sesiones de trabajo comenzaron con el relato como protagonista en talleres dictados por los artistas plásticos Estefanía García y Edinson Quiñones (pertenecientes a la comunidad indígena del Cauca); mientras que en los talleres de los artistas Leyla Cárdenas, Carolina Fandiño y Roberto Uribe el referente fue la búsqueda de memoria en el espacio público y cómo allí se denuncia y se permite que la memoria siga viva.

.

María Doris Tejada, madre de Óscar Alexander Morales Tejada, no duda en manifestar que “fui muy afortunada por estar en ese proceso porque todavía no encuentro a mi hijo. Llevo 15 años buscándolo y quería que quedaran sus ojitos, muy significativos porque sé que muchas víctimas no van a aparecer, no las van a poder encontrar”.


.

Todas las intenciones, conceptos y deseos se empezaron a tratar y materializar en el taller de modelado.  “Ellas (las madres) han construido un tema simbólico que es parte del memorial, como la importancia que le dan al humo, al perdón que lo representan con el corazón y al número ‘6.402’ como la necesidad de evidenciar la magnitud de la tragedia”, dice Millán.


Desde un principio se pensó siempre en un lugar vivo donde pasen cosas y que esté conectado con la tierra y la naturaleza porque casi todas las madres vienen de áreas rurales. Por eso, según la maqueta y el diseño en el que están trabajando, al memorial se ingresa por dos túneles que representan el útero, pero también la tumba, y el concepto trasciende a la esperanza porque del suelo nace un árbol que sale a la superficie.


“Pensamos en la matriz o el útero de la mujer donde tenemos a nuestros hijos, desde ahí sale la historia, la memoria y el árbol que estará ahí será para la verdad de nuestros hijos”, añade Ana Páez, mientras que Idalí Garcera Cortés -otra de las participantes- espera que haya un túnel con “cuadros y recuerdos de víctimas. Vamos a tener las botas de la ‘botatón’, aspiramos a 6.402, pero seguiremos pintando en universidades o colegios, aumentando el número y creo que tendrán su sitio en el monumento”.

En el exterior se plantea que haya un muro con dos pinturas en ellos, una permanente y otra que cambiará de vez en cuando. 


“Se quiere construir un lugar de encuentro donde se pueda conversar, donde las madres se puedan tomar un tinto o llevar las telas o botas, antecedentes de memoria que han desarrollado durante su duelo. Aquí se espera que lleguen víctimas colombianas o extranjeras, o artistas que trabajen la memoria y puedan tener un diálogo”, agrega Juan Carlos Millán.


Luis Hernández Mellizo recuerda que durante el proceso se dieron cuenta de que necesitan ser ambiciosos “porque este proyecto trasciende la humanidad de las personas que trabajamos aquí, debe perdurar mucho tiempo más, porque de eso se trata la creación de memoria, y este memorial cumple, de cierta manera, este requisito de garantía de no repetición”. 


Se espera, que todas las víctimas (no sólo las ‘Madres de Soacha’) puedan visitarlo y dejar parte de su dolor porque en el exterior también habrá un espacio donde se pueden dejar ofrendas a los que ya no están, o que en el taller se puedan crear ofrendas que la gente pueda llevar a su territorio.


 “Un monumento posible, 6.402 razones para no olvidar” está finalizando la etapa de la propuesta de diseño y se espera que próximamente el equipo de trabajo pueda presentar el proyecto que surgió a partir de las mesas de trabajo y que, por ahora, no cuenta con un lugar físico dónde realizarse, porque los terrenos ofrecidos con anterioridad por la Alcaldía de Soacha no cumplen con las expectativas, pues son rotondas o plazas de difícil tránsito.


Blanca Nubia Monroy, una de las madres que durante años ha pedido la reparación simbólica por medio de un monumento, dice con orgullo que durante el proyecto “salió una cosa espectacular” y predice que “si de verdad se realiza como quedó plasmado, va a ser noticia y va a ser el encanto de Colombia. Muchas personas de otros países vendrán a verlo, así que esperamos que se lleve a cabo”.


 

*Nota del editor: estamos conscientes del aparente contrasentido que significa utilizar el anglicismo memorial para designar algo diferente a un monumento, en tanto esa palabra significa, precisamente, monumento, pero hemos decidido dejarla porque es la manera de expresarse de los entrevistados.

  • Instagram
  • Facebook
  • Twitter
  • LinkedIn
  • YouTube
  • TikTok
bottom of page