La casa en el aire: el vallenato de Escalona que flota sobre una Bogotá gótica
- Diego Guerrero
- 26 sept
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 28 sept
La casa que flota sobre el Parque de Lourdes, elevada por el argentino Leandro Erlich para la BOG25, sigue sorprendiendo y dando de qué hablar entre los transeúntes.

ÓSCAR SILVA
Periodista
ARTERIA
El cielo sobre el tradicional Parque de Lourdes tiene un nuevo y sorprendente habitante, una casa en el aire, como si de un vallenato hecho realidad se tratara, suspendida a unos siete metros de altura por una grúa de construcción.
La casa que desafía la gravedad es una creación del artista argentino Leandro Erlich -que ya ha elevado varias casas en otros países- es una copia de una vivienda tradicional del barrio Quinta Paredes. Ahora cuelga ahí de cuenta de la BOG25.
Mostrando raíces, y no cimientos hechos en cemento como los que sostienen las construcciones, la casa ha llamado la atención de transeúntes y habitantes de tan popular sector en la ciudad.
Todo hace parte de un concepto que gracias a más de veinte personas y varios meses de trabajo fue llevado a la realidad. Arrancado de raíz es el nombre de esta pieza hecha por artesanos locales.
Serendipias en el arte
Si Escalona seguramente nunca imaginó que la canción que compuso para su hija en 1954 -La casa en el aire- sería llevada a la realidad por un argentino, frente a una iglesia con una arquitectura neogótica de casi un siglo de vida, Erlich tampoco tenía idea que en Colombia la gente ha bailado por décadas una canción que describe su obra.
De hecho, cuenta el artista que está pensando seriamente en cambiarle de nombre por el de la canción vallenata.

La casa pende resguardada desde una esquina por la estatua del Mariscal Antonio José de Sucre, quien la vigila y la observa desde la distancia, como los cientos de transeúntes que pasan a diario por el lugar.
“Eso es icopor”, murmuran los curiosos mientras sacan sus teléfonos y hacen zum a la cámara para poder observar al detalle las paredes de ladrillo a la vista. Otros dicen: “eso es puro drywall”.
Pero la realidad es que es una estructura sólida que se armó durante, un mes y medio en un taller de Armenia y fue trasladada a un taller provisional en Bogotá para seguir su montaje. “Al principio éramos solo cinco, después fueron diez, luego veinte, y aproximadamente terminamos veinticinco personas, entre equipo de arte, técnicos soldadores, grúa y demás.” Cuenta Camilo Espitia, uno de los artistas plásticos que estuvo a cargo del montaje.

Casi siete días con sus respectivas noches fue lo que el equipo de producción demoró en el montaje de la casa, para lo cual fue dividida en tres secciones: techo, cuerpo, y raíces.
Estas últimas son las que están más cercanas al suelo, a unos ocho metros, sin embargo el techo está a más o menos 14 metros de altura en su punto más alto. Por la inmensidad de la iglesia de estilo neogótico es que la casa resalta a la distancia, entre los árboles y comercio habitual en este sector de la ciudad.
La casa no es una maqueta hecha con gran realismo, es una copia de una casa real, que existe que habita la ciudad con su gemela, ubicada en el corazón del barrio Quinta Paredes, con un peso de aproximadamente de 2,5 toneladas, su elevación requirió una meticulosa planificación y la fuerza de la gigantesca grúa..

Arrancado de raíz no solo es una instalación para adornar y contrastar el paso el tiempo en Bogotá, es una metáfora que quiere recordar que la ciudad está llena de personas que vienen de otros lugares de Colombia, de Latinoamérica y porque no, del mundo, que buscas echar sus raíces en estas amplias y diversas tierras, una metáfora interpretada desde la subjetividad de cada espectador.
“Es el comerciante, el taxista, el ciclista, el transeúnte quien se encontrará con esta casa volando frente a la iglesia de Lourdes. La idea es generar memoria, conversación y emociones”, explicó Erlich durante la inauguración.
Desde el 20 de septiembre y hasta el próximo domingo 9 de noviembre, el Mariscal Sucre, los comerciantes informales y las cientos de palomas que habían la plaza serán los testigos de las miradas, los comentarios, las fotos de las personas que vean la instalación enmarcada en la Bienal de Arte y Ciudad.
Editado por Diego Guerrero










