ACTUALIZACIÓN: El historiador, crítico y curador Germán Rubiano Caballero murió el 6 de diciembre en Bogotá .
Nacido en 1938, fue una de los más destacadas e influyentes personalidades en la crítica y la academia dentro de las artes plásticas y visuales.
Entre 1961 y 1994 fue profesor de la Universidad Nacional de Colombia, en Bogotá, en las facultades de Ciencias Humanas y Artes. En la década del 70 fue director del Museo de Arte de ese centro académico y director del departamento de Historia.
También fue director del Instituto de Investigaciones Estéticas. Fue miembro del Consejo Editorial de la revista Art Nexus.
Durante su vida profesional fue colaborador para diferentes medios escritos, lo mismo que autor y coautor de más de una docena de libros sobre diferentes artistas y temáticas del arte en Colombia y América Latina.
El productor audiovisual y músico Juan Mario Rubiano, el mayor de sus cinco sobrinos, dijo que su tío, el segundo de cuatro hermanos, “Murió tras sufrir de alzhaimer, un paro fulminante que se lo llevó en absoluta calma”.
Para él, la influencia de su tío se extendió del mundo del arte a la familia: “Él fue una persona absolutamente determinante en la familia, en sus sobrinos. Yo termino en la música y el cine; mi primo Alejandro es músico y antropólogo”.
y aunque otros no siguieron en el mundo de las artes, “el común denominador de la influencia de alguien tan determinante y tan determinado con relación al arte, no solo en Colombia sino en Latinoamérica fue el aprecio por lo maravilloso que es ver el mundo y explicarlo a partir del arte; la producción humana en términos más altos que lo meramente funcional. Ver el mundo y relacionarnos con las personas y con sus obras a partir de lo magnífico no de lo destructor, eso es el arte.
Independientemente de que las carreras de todos los sobrinos no coinciden con el saber artístico, la influencia de Germán fue "su apasionamiento cuando hablaba de arte, la forma con la que no solamente apreciaba la obra y el producto, sino la historia humana, porque él era historiador. Más que crítico, era historiador de arte. El amor de la historia y explicar los procesos es el legado más grande que nos deja”, dice Juan Mario Rubiano.
Aparte del aporte intelectual del Germán Rubiano a la academia y al arte, vale decir que parte de su biblioteca se puede consultar desde hace unos cuatro años en la Biblioteca Luis Ángel Arango, en una colección que lleva su nombre.
“Vivía en un entorno rodeado de libros, rodeado de obras de arte –dice su sobrino–. Algunas de ellas originales, que habían sido donaciones y regalos de artistas de renombre. Tenía una colección de música de sus amores. Él no era el más melómano en términos de diversidad, pero era apasionado en términos de lo que disfrutaba, como el jazz y era admirador de de Frank Sinatra por encima de cualquier otra de las voces masculinas de la historia”.
Por otro lado, agrega, deja una colección de casi 20.000 diapositivas de la historia del arte. “Una herencia maravillosa y es una de los acervos artísticos que él atesoraba con mayor, con mayor celo, con mayor orgullo”.
La artista Teresa Sánchez fue uno de sus grandes amigas. Acerca de Rubiano afirma que Germán Rubiano enriqueció, con sus conocimientos y su sensibilidad, el arte colombiano.
"Como historiador y crítico de arte, hizo un aporte muy importante al país en el ámbito cultural. Los libros que escribió, las clases que impartió y las charlas que ofreció siempre dejaban en evidencia su gran conocimiento sobre la historia del arte universal.
"A nivel personal, en mi quehacer profesional, fue un referente importante puesto que siempre me sentí motivada por él; su gran amor por el arte que transmitía perfectamente en sus clases y en sus textos. Nunca olvidaré su memoria privilegiada y su manera tan correcta de proceder.
Germán Rubiano, fue un amigo extraordinario, generoso, solidario… ¡un gran ser humano!", dice la artista.
Respecto a las exequias, “él pactó desde hace mucho tiempo (con la familia) una cremación muy rápida, y una ceremonia religiosa en la iglesia de Santa Teresita, que será el próximo 15 de diciembre a las 10 a.m.”, dice el sobrino. La familia invita a personas allegadas que se sientan tocados por su legado a acompañar a Germán Rubiano Caballero en su adiós.
Germán Rubiano, generso y brillante
Álvaro Medina, colega, crítico y amig de Germán Rubiano, habla de Germán Rubiano para ARTERIA.
Amplio, generoso y liberal en el mejor sentido del término, Germán Rubiano
Caballero fue el artífice de que yo escribiera El arte colombiano de los años veinte y treinta. En julio de 1979, retorné al país interrumpiendo una licencia de año y medio en elexterior, y no pude reintegrarme a la docencia en la Universidad Nacional porque ya elprograma académico del semestre, a iniciarse en cuestión de días, estaba definido entodos sus detalles.
Sin adelantarme qué podría hacer en su calidad de director de Artes
Plásticas, Germán me comunicó que le hablaría de mi caso al decano de la Facultad de Artes, el arquitecto Jorge Robledo. Menos de una semana después, me sorprendió con la decisión de que sería reincorporado sin carga docente, con la misión de investigar.
Yo acababa de publicar la primera edición de Procesos del arte en Colombia, así que propuse, como tema, su continuación. Sin Germán, lo confieso ahora, el tema hubiera dormido en mis archivos algunos años más.
Cuento esta anécdota para resaltar, no solo al gran intelectual que fue, autor de numerosos libros, sino su capacidad ejecutiva en todos los aspectos, razón por la cual, bajo su dirección, el Museo de Arte de la Universidad Nacional gozó un período de esplendor realmente brillante.
Protagonista y escritor de la hisotria del arte latinoamericano
Chrisitian Padilla. Crítico y curador, escribe este breve recuerdo sobre Germán Rubiano.
German Rubiano Caballero fue un protagonista de la historia del arte colombiano y latinoamericano, y más que eso fue uno de los que escribió esa historia. Fue director fundador del Museo de Arte de la Universidad Nacional, fundador del Instituto de Investigaciones Estéticas, uno de los primeros curadores del país y de las primeras personas en formarse en Historia del Arte.
A la partida de Marta Traba de Colombia en 1969 se convirtió en uno de los continuadores de la crítica de arte y formó junto a Álvaro medina y Eduardo Serrano una nueva generación de investigadores y escritores que contribuyó a dar entendimiento al arte colombiano.
Participó además en la Historia de Arte Colombiano de Salvat a mediados de los setenta y desarrolló una labor curatoriales juiciosa y rigurosa que lo convirtió en un erudito del tema. Amigo de grandes de los protagonistas del arte del siglo XX, Rubiano Caballero colaboró con Roda, Ramírez Villamizar, Negret, Carlos Rojas, Grau, Fanny Sanín y un sinnúmero de artistas nacionales e internacionales. Deja libro fundamentales para la historiografía como “La escultura colombiana del siglo XX”, “El dibujo en Colombia”, y la continuación del trabajo de Marta Traba comisionado por el BID “Art of Latin America 1980-2000”.
Mi amigo Germán Rubiano Caballero
Mariana Varela, colega, artista y amiga de Germán Rubiano escribe este texto para ARTERIA.
Duarnte mis primeros años como profesora en la Escuela de Bellas Artes de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional, conocí a Germán; él conformaba el grupo de profesores del Instituto de Investigaciones Estéticas de la misma facultad.
Hacía unos pocos años había culminado estudios en Historia del Arte en Londres, y pienso que el motivo por el cual nunca fue mi profesor de Historia -lo cual hubiera sido de mi agrado- fue la coincidencia en el tiempo de su estadía en Inglaterra y mis estudios en Artes Plásticas en la Nacional.
Ya como compañero docente, lo recuerdo no solamente como un académico con un gran conocimiento del arte universal y nacional, sino como alguien muy refinado en el manejo del lenguaje.
Tuvimos una larga amistad, y tal era la confianza, que no dudaba en “enseñarme expresiones” que enriquecían y le daban más atura a mi lenguaje en las aulas, siempre fue muy generoso con su saber.
Como dije anteriormente, no fue mi profesor de Historia del Arte, pero me consta su calidad como docente a través de los testimonios de muchos de sus alumnos y que a veces eran míos.
La relación no solo se limitó a la docencia, también fue extramuros del campus, era en reuniones con amigos, almuerzos, conciertos, inauguraciones de arte, conferencias, también las famosas invitaciones a su apartamento en el centro de la ciudad con artistas, críticos, galeristas y periodistas.
Fueron momentos muy agradables que recuerdo con cariño y gratitud, y creo que ya tiene un puesto importante en la Historia del Arte en Colombia.