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Violencia de género y cancelación, temas centrales en la obra teatral ‘Mercan’, invitada al Fiav

Mercan’, del director, actor y dramaturgo mexicano Fernando Bonilla, ha generado polémica en su país por cuestionar aspectos como la ‘cancelación’ de las personas, la ética y la violencia de género en el arte. ¿Pasará lo mismo con esta pieza que se presentará en el Festival Internacional de Artes Vivas (Fiav) este lunes y martes?
Fernando Bonilla, director mexicano, presenta una obra controversial  por la que ha sido amado y odiado. /Cortesía Fiav
Fernando Bonilla, director mexicano, presenta una obra controversial por la que ha sido amado y odiado. /Cortesía Fiav

Juan Pablo Murillo Molina

Especial para ARTERIA


El mexicano Fernando Bonilla, director de la obra de teatro Mercan, sabe que su propuesta no pasa inadvertida. Por ella recibe insultos y halagos en la misma proporción. La pieza, que concibió a partir de algunos personajes de la película Perdidos en la noche (de 2023, dirigida por Amat Escalante) ha generado polémica desde su estreno.


En ella interpretó a ‘Rigoberto Duplás’, el personaje al que ahora le extiende la vida al convertirlo en el protagonista de Mercan, que se verá en Fiav Bogotá el lunes 7 y martes 8 de octubre, en el Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella. 


La censura, la cancelación, la ética en el arte, la violencia de género y los diferentes rostros que puede asumir la agresión en el trabajo artístico son el tema de la obra que ha encantado a unos e incomodado a otros.

Bonilla hace teatro dentro del teatro, centrando la obra en un virulento artista plástico, cancelado, criticado por feministas que lo acusan de lucrarse del dolor de las mujeres y que durante la representación decide montar una pieza para defenderse.


Con Sophie Alexander-Kats, Cristian Magaloni y Antonio Vega crea una puesta cambiante e incierta que él mismo define como “una obra a media cocción, que se va construyendo con el público en el escenario”.


-¿Cómo comenzó en el teatro?

-El teatro y la vida para mí nunca han tenido una frontera muy clara. Me crié entre escenarios y camerinos. Mi padre fue un actor de cine y de televisión, pero, sobre todo, un hombre de teatro. Mi madre, también. Cuando una disciplina es tan invasiva, es imposible ser indiferente: la repeles o la abrazas. Desde muy niño recuerdo tener inquietudes y deseos por sumergirme en el teatro. Pasé muchos años de mi vida profesional, más de una década, haciendo exclusivamente teatro. Ahora estoy actuando más de lo que estoy dirigiendo y estoy haciendo mucho audiovisual. Pero el teatro siempre será mi origen y mi destino.


-¿De dónde surgió la idea de crear ‘Mercan’?

-De una “deformación profesional”, que es involucrarse con un personaje más allá de lo que rigurosamente requiere la obra. También tiene mucho que ver con la manera de trabajar de Amat Escalante. Casi todos los elencos con los que él había rodado eran de ‘no actores’ o actores sin formación académica. Esta fue su primera película de actores. Nos empujó a investigar más. Diría que la obra es como cuando cocinas una receta en la que necesitas un número cualquiera de yemas de huevo y te sobran un montón de claras; entonces dices “ahora qué hago con esto que me sobró, voy a hacer otro platillo”.


-¿Hay un interés especial en trabajar los límites éticos?

-Es una elaboración de preguntas, de dudas, a partir de la cancelación y de los límites, si es que los hay, para la creación artística. Aunque, también, nos permite adentrarnos en la intimidad de un matrimonio y reflejar, con la propia audiencia, la moral tan cambiante respecto a acontecimientos violentos, particularmente relacionados con el género y dentro del mundo del cine y la televisión. ¿Cuándo son permitidas las violencias? ¿Cuándo son válidas? ¿Cuándo son cancelables? ¿Las ideas y la creación artística merecen ser censuradas o no?


-¿Cómo fue el proceso, como actor y director, de construir a Rigoberto Duplás?

-Tuve la asesoría de un artista mexicano que decidió permanecer anónimo y que se parece mucho al personaje. En el proceso de la película yo sentía muchas dudas de buena parte del equipo respecto a la decisión de que yo hiciera el papel. Por eso le pedí a Amat que me diera la oportunidad de conocer a esta persona, que yo sabía que le había inspirado para escribir el guion. Traté de estudiarlo, conviví con él, durante el rodaje fuimos vecinos y a partir de las conversaciones surgió la idea del montaje. Cuando estrenamos la pieza, estábamos en camerinos y los actores estaban pálidos, me volteaban a ver como diciendo ¿Qué hicimos? ¿Esto que hicimos estuvo bien o estuvo mal? Había gente que me quería dar un abrazo, otros me querían insultar, gente que exigía que saliera a dar una explicación. Eso era lo que estaba buscando y se logró.


-¿Por qué un teatro que incomode?

-El arte idealmente no debe hablar de lo que el artista ama o de lo que el artista odia, sino de lo que ama y odia. Este conflicto es una tierra muy fértil para la creación. Cuando leo el periódico y sé muy bien qué opinar sigo adelante, pero cuando me encuentro con cosas sobre las que no sé cómo argumentar, ahí hay que rascar. El arte debe nutrirse de la honestidad de los intereses de sus creadores. Yo aspiro a que mi propio interés, mi propia diversión encuentre un espejo en la diversión de alguna parte de la audiencia. Pero no me interesa, ni se me antoja explorar cosas que sé que van a ser comercialmente más atractivas, sino legítimamente lo que a mí me inquieta. Existe esta frase de 'el arte tendría que inquietar a los calmados y calmar a los inquietos'.


-¿Cómo surgió la idea del grupo de WhatsApp que permite al espectador tener voz y voto?

-Encontré la obra de Teresa Margolles y de John Baldessari (ambos artistas visuales muy reconocidos), de corrientes y épocas muy distintas que me ayudaron a crear el imaginario de lo que hace Rigoberto. Por el trabajo de Baldessari tomé la idea de reinterpretar archivos de imágenes con un espíritu muy aleatorio, cotidiano y que no pasaran por el filtro del artista. Este fue como el primer detonante: que la gente nos pudiera compartir imágenes. Cuando estrenamos en el Festival Cervantino hubo un debate intenso entre las audiencias, porque la obra provoca que mucha gente se indigne, que a muchos no les guste, que otros la disfruten. Fue una manera de constatar que habíamos dado en la diana. La discusión estaba sucediendo.


-¿Qué tanto hay de ‘Rigoberto Duplás’ en Fernando Bonilla?

-Todos los personajes le revelan al actor rasgos que el actor desconocía de sí mismo. Quiero pensar que soy una mejor persona que ‘Rigoberto’. Definitivamente soy más amable, pero él fue un vehículo muy placentero para dar rienda suelta a mi narcisismo, a mi soberbia y a mi descaro. En ese sentido, de pronto, es más divertido ser ese cabrón que ser yo. El dilema radica en si todo lo que hizo es o no digno de censura.


-¿Por qué es importante ver ‘Mercan’ en FIAV Bogotá?

-Creo que puede tocar fibras muy sensibles porque México y Colombia somos países muy parecidos y hay varios referentes colombianos. Hay una cercanía y una empatía muy natural, una afinidad entre nuestras dos culturas. El personaje femenino, que es ‘Carmen Aldama’ una actriz de telenovelas, se siente cómplice de su situación pues para escalar en una industria hipersexista tuvo que sexualizarse y enfrentar un montón de violencias, normalizarlas. Cuando vino el estallido del Me too, de las denuncias de violencia de género, ella se encontró en un conflicto porque siente que se benefició de muchos actos denunciables. Eso se podría dibujar en un montón de referentes colombianos y mexicanos.


-¿Qué preguntas espera generar en el público?

-Fundamentalmente. si nos creemos listos, listas, listes como para erigirnos en jueces y cuáles son los límites que el arte debería respetar. Preguntarnos si en este afán de ideologizar nuestra producción y nuestro consumo de arte, no estamos privando al arte de su principio más básico que es transgredir y sorprender. Cuestionarnos si de verdad creemos que deberíamos consumir solo el arte con el que comulgamos ideológicamente porque eso además de aburrido, suena bastante facha.

Toda la información de las obras en www.fiavbogota.com


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