top of page
Contenidos e información sobre arte y cultura en Colombia
Periódico Arteria

En el 47SNA Kauka parece que el territorio, además de sede, es autor

  • Foto del escritor: Diego Guerrero
    Diego Guerrero
  • 1 nov
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: hace 21 horas

Estuvimos en Popayán, Santander de Quilichao, Dominguillo y Puerto Tejada presenciando el inicio del 47 Salón Nacional de Artistas (47SNA) y vimos que el departamento del Cauca no solo alberga obras, sino que moldea los métodos, varía el lenguaje y complejiza la ética del proyecto. 
      El 47SNA Kauka busca ser horizontal / Róbinson Tamayo- ARTERIA
El 47SNA Kauka busca ser horizontal / Róbinson Tamayo- ARTERIA

RÓBINSON TAMAYO

Periodista

ARTERIA


El Salón se siente diferente a sus antecedentes del mundo del arte en muchos aspectos. Los rituales, la geografía, las paredes de Popayán y el transporte en chiva, por ejemplo, hacen pensar que el territorio no solo es contexto, sino que es autor colectivo, curador invisible del proceso. Aspectos que complejizan la experiencia de quienes están de visita.


Al llegar a Popayán se entendía de inmediato que el primer fin de semana del Salón sería intenso. De las seis personas que conforman el equipo curatorial, cuatro hicieron a un lado su cansancio y ocupaciones para hablar con nosotros. Una de ellas fue Carolina Chacón:


—¿Qué siente de ver el Salón abierto después de tanto trabajo?


—Ha sido emocionante entender cómo el trabajo artístico se puede conectar con el territorio y las comunidades. Entender las prácticas artísticas situadas en territorios hace mucho sentido. También entender las conexiones que tenemos con las historias de los territorios a nivel local, nacional e internacional. 


—¿Podría citar un ejemplo en el que se vea claramente esto que usted dice? 


—Muchos, pero para no ir muy lejos, acabamos de presenciar la performance de Marilyn Boror aquí en este salón del Panteón de los Próceres de Popayán. Por primera vez mujeres indígenas y afras habitan este lugar así, a través del arte. Esto permite la apertura a otras historias que desde siempre han estado vistas desde otros lugares más hegemónicos.   


Marilyn Boror Bor (Guatemala, 1984) es una artista maya-kaqchikel que en sus obras cuestiona el racismo, lo patriarcal y colonialista arraigado en la historia de América. La performance mencionada se llama ‘El futuro que nunca fue’. En ella  usó un martillo para develar varios retratos. Rostros de indígenas pintados sobre lienzos que estaban ocultos bajo una capa de cemento. El proceso también tuvo un toque de ritual afro al son de varias cantaoras del pacífico. 


Esa combinación de lo afro y lo indígena -entre otras interculturalidades- en actos que eran apropiaciones de espacios a través del arte fueron constantes que hacían pensar en las cualidades autorales del territorio. El Salón no solamente estaba ocurriendo en el Cauca, el salón estaba ocurriendo porque el Cauca existe con sus particularidades.


Por ejemplo, en el Morro de Tulcán, que es uno de los sitios arqueológicos más importantes de Popayán por su tradición prehispánica que data de entre el 1600 y el 500 a.C, hubo un monumento en honor a Sebastián de Belalcázar, conquistador que llegó en 1537. Ese monumento fue derribado por las comunidades indígenas en el estallido social del 2020. Frente a ese pedestal vacío se hizo la siembra simbólica del 47SNA.


Alrededor del fuego, mayores y mayoras misak, yanakunas, nasas y kokonukos dirigieron un ritual en el que dieron la bienvenida al Salón. Representantes de comunidades afros, colectivos con enfoque de género, el equipo curatorial, integrantes de componentes pedagógicos y público en general, acompañaron el acto de inauguración. Se compartió la palabra y se expresaron posiciones políticas frente al territorio.


Dos de los asistentes fueron Eyder Calambás y a Phuyu Umamiembros del Consejo Ancestral Willka Yaku que hace parte del grupo curatorial del 47SNA. A Calambás le preguntamos:

 

—¿Cómo hizo la curaduría para balancear estas acciones con el sentido de arte occidental que está presente en el SNA desde su nacimiento? 


—En nuestro proceso hemos tenido transiciones y reflexiones profundas sobre lo decolonial. La decolonialidad no es extirpar a occidente del pensamiento, eso no se puede, hace parte del mundo originario nuestro. Lo que hay que encontrar es la manera de armonizarlo. Buscar formas en que occidente se descolonice a sí mismo para no llegar a atrocidades como las que vemos hoy en Gaza o la histórica masacre de pueblos originarios acá en el Cauca. En la curaduría hemos pensado un mundo en el que caben otros mundos, como reza también el pensamiento zapatista.


El mapa del Salón se extendió hacia Santander de Quilichao y Puerto Tejada. Allí también hay espacios expositivos, pero por esos días fue más evidente el canto y la danza. El machete apareció en la mano de unos cuantos a orillas del Río Cauca, dibujado y nombrado en partes del montaje, blandido en el videoperformance de Alexandra Idrobo Pataki, Oggun desde Monte Oscuro hasta Puerto Tejada y en la performance Taller de esgrima con machete y bordón.


La curadora Catalina Vargas, responsable del componente editorial, explica que además de esta muestra habrá un libro sobre el proceso de una escuela de esgrima y machete de Puerto Tejada. 


El libro será la consolidación editorial de una tradición que nació en el Cauca como una forma de resistencia en la época colonial y que este año fue declarado ‘Patrimonio cultural inmaterial de la nación’.  A ella le preguntamos:


 —¿Por qué en este Salón Nacional el componente editorial es importante y cómo se está replanteando el libro arte en este proceso?


—Este salón le apuesta a hacer proyectos editoriales con comunidades y artistas que aporten a complejizar la idea de territorio, a dejar oír voces que no han sido reconocidas. También a la experimentación de lenguajes. Hay que tener en cuenta que el libro también es un ‘territorio en disputa’: desde lo editorial se ha excluido a muchos sectores de la población.


—¿Además del de esgrima y machete qué más habrá en este componente y cómo se está integrando a los otros componentes del Salón?


—Hay varios de los libros que están presentes en el componente expositivo. En general, se trabajaron tres líneas editoriales. Primero, la línea de ensayos colectivos, donde personas que han pensado el territorio escriben sobre él. Segundo, los libros comunitarios. Es donde entra el de esgrima, pero también hay uno con cocineras de Guapi, otro sobre el lenguaje natural, otro con los dibujos del pensador Franz Xaver Faust y otro sobre colectivos con enfoque de género. Y tercero, está la convocatoria de fanzines,  dirigida principalmente a mujeres.


Dentro de este componente también se presentó el mapa de museos campesinos que reconoce lugares de memoria y encuentro entre el Cauca y el Valle del Cauca. Los mapas también están presentes en varias de las obras del componente expositivo. 


Para finalizar, hay que advertir dos cosas: una, la curaduría de este salón busca ser horizontal. Las seis personas encargadas trabajaron en comité o asamblea sin dirección artística. Y, otra, que notamos al visitar el evento: en las fichas técnicas no existe la palabra autor o autora, sino que se habla de “presencia humana”. Tal vez estas son pistas y mensajes de que el territorio es autor y director.



Revisado por Diego Guerrero.


 
 
  • Instagram
  • Facebook
  • Twitter
  • YouTube
Periódico Arteria: arte y cultura
Otro Día Más es un producto de Periódico Arteria
Fundación Arteria
  • Facebook
  • Twitter
  • Instagram
  • YouTube

Copyright © 2025 Periódico Arteria. Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial de cualquiera de sus contenidos, así como la traducción a cualquier idioma sin autorización escrita de su titular. www.periodicoarteria.com.

bottom of page