La obra belga ‘Pedaleando hacia el cielo’ iluminó el cielo sobre la Plaza de Bolívar durante la inauguración del Festival Internacional de Artes Vivas, Fiav Bogotá.

Los organizadores calculan que asistieron alrededor de 15.000 espectadores, dio inicio a una fiesta de teatro, circo, danza, música y acrobacias que durará 11 días y tendrá más de cien obras.
Tres ángeles vestidos de blanco, con la cara pintada como mimos y los brazos cubiertos con guantes rojos parados, cada uno, sobre una bicicleta que los iluminaba desde abajo. La Plaza de Bolívar estaba oscura. Una voz lejana cantaba ópera y los ángeles pedaleaban hasta quedar suspendidos en el aire. Mientras volaban, uno de ellos tocaba desde el cielo su violín. Las personas en la plaza exclamaban, señalaban al violinista y buscaban el origen de la voz en la distancia.
La primera edición del Festival Internacional de Artes Vivas comenzó con la obra de gran formato Pedaleando hacia el cielo, de la compañía belga Theater Tol.
Un reflector apuntaba al ángel con el violín y su sombra se reflejaba sobre el Palacio de Justicia. La plaza estaba llena de niños, adultos, adolescentes, familias, todo tipo de parejas. Los ángeles pedaleaban sujetados por una estructura parecida a un carrusel, y lanzaban plumas, en medio de fuegos artificiales.
Mientras la gente veía hacia el cielo una soprano cantaba un aria y, con un enorme vestido rojo, se elevaba bajo los ángeles y cantaba, volando Bajo sus enaguas, cayó una escalera, por donde bajó una mujer que hizo acrobacias a más de 30 metros del suelo.

El nombre de “la mujer roja” es Stella Louise. Después del show se tomó fotos con los asistentes que se le acercaron y dijo estar muy agradecida con el público por haber sido tan cálido con ella.
“Amo volar y cantar desde el aire. Desde allí pude apreciar toda Bogotá, es enorme y hermosa. Aunque no pude ver muy bien a las personas, sí pude escucharlos sorprenderse. Eso es lo más lindo de lo que hacemos”.
Con información de Daniela Villamarín