Carolina Convers pinta mujeres sin rostro con cuerpos fragmentados
- Diego Guerrero
- 14 jul
- 3 Min. de lectura
Bajo el título ‘Delirios en el horizonte’, Carolina Convers reunió en la galería Beatriz Esguerra, en obras en las que el cuerpo femenino aparece fragmentado, suspendido o recortado, como parte de una mirada a las formas históricas de representación y los patrones simbólicos heredados que han configurado la imagen de lo femenino.

La artista bogotana ha desarrollado un cuerpo de obra centrado en la imagen de lo femenino como construcción histórica y simbólica. Su más reciente propuesta continúa una investigación iniciada con las series ‘Deshaciendo patrones’, del 2022, y ‘Al borde del feminicidio’, del 2024, en las que abordó desde distintos ángulos la relación entre memoria, violencia, representación y sobre todo género.
“Me gusta la pintura. Me baso en la historia del arte. Estudié arte, participé en muchas convocatorias, y sigo aquí resolviendo imágenes, resolviendo qué hacemos acá y hacia dónde vamos”, dice.
Para las obras de “Delirios en el horizonte” escogió mostrar figuras femeninas vestidas con prendas que remiten a otras épocas, pero sin rostro o con cortes que interrumpen su representación. Este gesto, que alude al horizonte y al territorio, está también atravesado por una intención crítica. “No es una obra política, pero sí hay una mirada feminista. Hay una desesperanza frente a un mundo que no deja de ser violento”, afirma Convers.
En una de las piezas, una mujer aparece de frente, con un vestido azul intenso. El fondo mezcla tonos tierra y naranjas. Su rostro está parcialmente cortado, como si el horizonte se lo llevara. Apoya las manos sobre una superficie del mismo azul que su vestido, que ocupa la mitad inferior del cuadro. La artista explica que ese azul, como en otras obras anteriores, representa el paisaje, “ese horizonte donde se desboca la humanidad, en un delirio”, dice.
En otras obras, mujeres sentadas con vestidos en tonos rojos, azules y verdes aparecen en fondos que cambian, pero la lógica del corte o la omisión del rostro permanece.
En un tríptico, una figura con vestido rojo y fondo azul oscuro deja ver sus manos entrelazadas sobre el regazo. Otra pieza presenta una figura sin cabeza, en un vestido azul con fondo tierra. Otra más tiene un rostro sin facciones y peinado recogido, y esta puesta sobre un fondo verde, con un vestido rojo. “Quería mostrar esos gestos, esos cuerpos, esas formas que no necesitan un rostro para tener presencia. Lo que me interesa es lo que se sugiere”, explica Convers.

La muestra alude también a la obra “La Violencia” de 1962, de Alejandro Obregón, en la que Convers reconoce un antecedente importante. “Esa obra es referente. Una mujer como figura central, como cuerpo violentado, como paisaje también. Me pregunté si esa promesa de futuro, de igualdad, de derechos, no era también un delirio”.
La artista describe su proceso como una búsqueda sostenida en el tiempo. “Trabajo desde la imagen. No me interesa ilustrar ideas, sino explorar cómo una imagen puede decir algo sobre el mundo en que vivimos. Desde lo íntimo se puede hablar de lo colectivo”.
En esta ocasión Convers decidió presentar su propuesta como una secuencia de piezas independientes, pero conectadas. Los títulos de las obras no figuran. La artista aclara que buscaba que quien mirara completara la imagen. “Hay un vacío que yo no quiero llenar. Me interesa que quien mire también traiga su historia, que vea algo propio en eso que no está del todo dicho”.
Aunque Convers no se identifica como activista, ni se adscribe a un colectivo feminista, reconoce que su obra está atravesada por una sensibilidad política. “No estoy diciendo nada nuevo”, afirma, “pero desde la pintura puedo al menos dejar una imagen que permita reflexionar”.
En un contexto donde las violencias simbólicas se manifiestan de forma invisible o estructural, 'Delirios en el horizonte' propone un espacio para detenerse, mirar y pensar en lo que sigue siendo repetido: los silencios, las ausencias, y los patrones que aún no se terminan de deshacer.
-Texto revisado por Diego Guerrero.