Febrero 19 de 2019
Una cortina de facturas cubre 'La casa del millón', en Bogotá
En ARTERIA acompañamos a los estudiantes Ricardo Arcila Juan Esteban García Estefanía Guarquín, Elena Hoyos, Daniel Zamora, del curso Escultura en Espacio Público, del Departamento de Arte de la Facultad de Artes y Humanidades de la Universidad de los Andes, dirigido por el profesor y artista Edgar Guzmanruiz.
Esta historia se irá completando en la medida que se vayan presentado las obras.
Junio 6 de 2021
/Cortesía
'La casa del millón'
7.534 recibos construyen una cortina de 112 metros cuadrados que pesa 15 kilogramos y cubre la fachada de Casa Ensamble, patrimonio arquitectónico de Bogotá.
Elena Hoyos.
Estudiante de artes de la Universidad de los Andes
Recibo un recibo y lo recibo como evidencia. Lo recibo y lo boto, o lo guardo y luego lo boto. Dura más tiempo imprimiéndose que lo que dura en mis manos, y a veces es más grande que la misma compra. Entre las casas en venta y los recibos existe una dependencia de consumo para queambos existan, y los comportamientos de cada uno llevan a que de alguna u otra forma terminemos recibiendo recibos todos los días.
Le decían “La Casa del Millón” debido a su costo
de construcción en 1958, y fue hasta hace más de 10 años que Alejandra Borrero decidió abrirles camino a múltiples artistas colombianos hasta convertir Casa Ensamble en uno de los centros de arte, cultura y teatro más importantes del país.
A raíz de la pandemia, Alejandra junto con su casa
continuó recibiendo recibos más de gastos que de ingresos, y ahogada en estos, se vio en la difícil
situación de poner su Casa en venta.
Los recibos representan transacciones efímeras que terminan desapareciendo con la luz y con el
tiempo. Evidencias que se transforman y acumulan, que no son permanentes.
La cortina sigue construyéndose, invitando al espectador a dejarsusrecibos y tal vez, en un tiempo,
revelar nuevas funciones.
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La pandemia y las manifestaciones en Colombia han volcado la mirada de nuevo hacia el espacio público. Ese lugar de encuentro con extraños, del intercambio con el otro, donde ocurre la vida urbana, es el espacio escogido para emplazar cinco intervenciones escultóricas temporales que nacen de la detenida observación y escogencia de ciertas dinámicas colectivas.
Las obras fueron creadas para establecer una relación directa con el espacio público en el que se insertan o desplazan, interpelando a quien lo transita y modificando las interacciones de sus usuarios. Fresa, de Ricardo Arcila retoma formas de los espacios de encuentro de una cultura suburbana para, literalmente, concretarlas en una escultura.
Aire puro, de Juan Esteban García, desarrolla desde lo instalativo la claustrofóbica condición que el tapabocas en el tiempo de la pandemia ha impuesto a nuestra respiración.
Monumento informal, en el que participó Estefanía Guarquín, es la construcción colectiva de un objeto escultórico que ha mutado y acompañado varias de las manifestaciones y protestas en Bogotá, volviendo a cuestionar el arte como acción y el impacto del arte en el colectivo.
La Casa del Millón, de Elena Hoyos, es una instalación en la que se cubre gran parte de un sitio emblemático del teatro en la ciudad, dirigiendo la mirada a la difícil situación del arte en tiempos de pandemia.
Curatio, la acción-escultura de Daniel Zamora, nace de una profunda experiencia con el cuerpo herido y recuperado, que se proyecta hacia el espacio de todos para entender la ciudad también como un cuerpo que sufre lesiones y sanaciones.
Los creadores dicen: “Lo que recogen nuestras propuestas es la posibilidad de resaltar la presencia del otro. Nos reúne el interés de revelar una suma de comportamientos individuales que consciente o inconscientemente llevan a la construcción del espacio colectivo.”
Edgar Guzmanruiz
Profesor
Universidad de los Andes