Del punk-rock a la robótica mestiza, pasando por la producción audiovisual y creación interactiva. Así es el trabajo del artista visual Juan Melo, quien no contento con ello, también saca tiempo para la gestión cultural en Cali. Una ciudad que por estos días es uno de los epicentros de protestas de la población contra medidas del actual gobierno.

En el habla popular en Colombia, 'melo' es algo muy bueno, que se sale de lo normal por su calidad y, a lo largo de su trayectoria, Melo ha marcado hitos en la experimentación audiovisual y electrónica a nivel nacional.

"Juan Melo es uno de los artistas que más profundo ha ido en la experimentación con los nuevos medios, con las nuevas tecnologías, al traerlas a las artes visuales, al arte conceptual”, dice Alejandro Garcés, curador del Museo de Arte de Pereira.

Aun así, su producción no deja de lado una indagación aguda sobre temas filosóficos, religiosos y políticos. No es común en el arte colombiano ver obras como las de este artista, que logran una confluencia entre propuestas temáticas innovadoras y avances técnicos de alta calidad; dispositivos que también, prácticamente, son hechos en casa.

Entre las obras que presentó en el Facebook Live Otro Día Más  se encuentra María, Jesús y Edipo, una pieza de arte interactiva en la que subvierte símbolos cristianos utilizando la imagen de La Piedad, de Miguel Ángel. Melo instala una pantalla en lo alto de un altar, con una pareja que evoca la famosa pieza: él, Cristo, y ella, María. Así, explora la humanidad de Jesús, proponiendo que “si él  fue tentado, ¿por qué no pudo haber tenido ‘mamitis’? Y haber tenido complejo edípico”.

Utilizando una cámara como detectora de presencias, la imagen en las pantalla cambia según si hay o no público. Si hay público aparece María cargando a Jesús en sus brazos en blanco y negro, una escena que se transforma en otra en la que los personajes se besan apasionadamente, a todo color, cuando el público se va. Para que alguien pueda verla, debe ‘esconderse’ de la cámara.

Así, pone en manifiesto un tema que es constante en su obra: nuestra reticencia a ver lo que tenemos al frente, aquello que incomoda en su realidad.

Como describió en el programa, su quehacer artístico cambió de rumbo debido al rechazo y amenazas que recibió por su obra política. Lo amenazaron de muerte por una obra de carácter político “Me tocó salir volado para Brasil, fue una invitación que me hicieron para Niterói, y yo busqué plata donde fuera y me fui. Me tocó ver la noticia en Brasil cuando lo destituyeron [al que mandó a amenzarlo] y ahí mismo me devolví”, recuerda.

Por eso, tuvo que dejar piezas que tenían que ver con las autodefensas y el conflicto armado, y quemar toda la obra que había hecho sobre el narcotráfico. También recibió comentarios de rechazo muy fuertes por su obra Narcolombia, a la que repetidamente se le negó un lugar en festivales y espacios de exhibición.

Su inquietud por la tecnología y las diferentes formas de hacer arte lo llevó a dirigir su trabajo a procesos de robótica y código abierto, en los que Melo ha construido robots con materiales como la guadua y el totumo.

Éstos no pretenden compararse con la alta tecnología del ‘primer mundo’, sino más bien aplicar su experimentación sobre interactividad a objetos que surgen de ideas que lindan con lo inútil y absurdo, pero que se pueden plasmar y compartir por medio de procesos artísticos.

Consciente de la dificultad de moverse en una ciudad con pocas oportunidades para los artistas, Melo decidió meterse en la gestión cultural, actividad con la que ha impulsado el proyecto Moderna Contemporánea para la investigación y difusión del arte contemporáneo de la región Pacífico que, entre otras iniciativas, ha logrado la realización de tres versiones del Salón Pacífico de Arte Contemporáneo.

Mira la conversación completa con Juan Melo en el programa Otro Día Más.

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