Febrero 19 de 2019
Dos artistas colombianos nos hablan de su experiencia con los NFT
Los artistas visuales colombianos Raúl Marroquín y Joaquín Restrepo han llamado la atención recientemente al incursionar en el mundo de los NFT y de las subastas virtuales con criptomonedas.
Los artistas visuales colombianos Raúl Marroquín y Joaquín Restrepo, que a lo largo de sus trayectorias han explorado con el videoarte, arte multimedial y arte digital, han llamado la atención recientemente al incursionar en el mundo de los NFT y de las subastas virtuales con criptomonedas. En el Facebook Live Otro Día Más explicaron con detalle cómo funcionan los NFT y cómo estos han dinamizado el mercado del arte en el mundo.
Restrepo, que es casi un evangelizador sobre el tema, explica qué son y cómo funcionan los NFT: un NFT es un archivo encriptado, basado en la tecnología de criptomonedas como Ethereum –la más usada actualmente en el mundo del arte– y Tezos, en el cual se combinan un archivo digital (tipo JPG, GIF, MP4 u otros formatos más complejos) con un número (la clave de encriptación), que quedan unidos por medio de un proceso de minado”.
Si no lo entendió del todo, no se preocupe que Restrepo ahonda en el tema: “Lo que sucede es que hay un número que se tiene que multiplicar con otro número y tiene que dar una cierta secuencia para que sea aceptado.
"Eso está guardado en muchos computadores alrededor del mundo que tienen copias. Entre más computadoras están conectadas a la red de una criptomoneda, más segura se vuelve. El archivo, para tú poderlo tener, tiene que pasar por verificación de muchas otras computadoras y muchas otras personas. Eso garantiza que el archivo es tuyo, si tú tienes la clave para poderlo abrir”. Así pues, una persona tiene la clave del archivo (el dueño) pero la verificación no está en una sola máquina sino en muchas, lo que garantiza la autenticidad.
Este sistema permite, según Restrepo, que sea posible comercializar arte digital de una manera correcta y sencilla, que asegura la autenticidad de las obras al guardar un registro del número que identifica al artista o galería que creó el NFT (que sería como su firma) y un registro de los pasos que ha seguido hasta llegar a su comprador final.
Para Raúl Marroquín, la circulación de los NFT se inscribe en lo que ha sido la historia del mercado del arte en el mundo, en el que la gente y las empresas pasaron de comprar obras para colgar en las paredes a adquirirlas para coleccionar, muchas veces para acumular en un depósito, y en ocasiones apuntando a su valorización monetaria, en la medida en que los artistas que las realizaron fueran adquiriendo reconocimiento.
Ahora ese deseo de obtener obras únicas se orienta a los NTF, como objetos virtuales reconocidos como propiedad de alguien. En este sentido, los NFT harían parte del proceso de transacción de mercado, pero la obra seguiría siendo la misma obra de arte.
Sobre este punto, Claudia Jimena Peña, de la audiencia de Otro Día Más, se pregunta si esto va a cambiar el mercado del arte y cómo deben prepararse los agentes del mercado del arte ante estos cambios y sus potenciales problemas y riesgos.
Al respecto, Restrepo opina que los NFT ya cambiaron el mercado del arte, y, por lo mismo, poco a poco se ven más artistas y galerías que quieren entrar en este negocio.
En este momento, explica, el mercado del arte sigue siendo volátil por las subidas y bajadas de las criptomonedas que lo soportan, lo que hace que el precio de las obras de arte cambie constantemente.
Pero el artista cree que en los próximos años tenderá a estabilizarse y, así, habrá más galerías interesadas en participar; algo que no ocurre hoy en día, porque las galerías prefieren jugársela por lo seguro. De todos modos, el tema sigue siendo un misterio.
Marroquín opina que lo que estamos viendo es, por un lado, una incursión tímida de algunas galerías de ciudades como Ámsterdam, Roma y Nueva York, como la Galería Torch, que representa a Marroquín en Ámsterdam. Así, trabajan de forma híbrida la exposición y comercio de obras de arte, entre la distribución en formato físico, la circulación por salas y tiendas virtuales o por Instagram, y la venta de NFT.
Algo que destaca este artista radicado en Amsterdam de este proceso es que ha sido liberador para muchos artistas jóvenes, que pueden mover sus obras por este mercado, sin esperar a ser seleccionados por galerías o curadores. Esto, además de dar cabida a su independencia, supone para ellos el reto de construir una reputación y credibilidad que no esté basada en los procesos de selección de esos actores dominantes del sistema.
Para Restrepo, depende entonces de los compradores de arte investigar y formar su propio criterio para elegir las obras de su interés. En este sentido, Marroquín considera que el proceso responde al amor que se tenga por el arte digital.
En lo que se refiere a los problemas y riesgos que han surgido con este mercado, Restrepo se centra en dos principales: por un lado, siempre existe la posibilidad de los hackers y por otro lado, la volatilidad de las criptomonedas amenaza la estabilidad del mercado y el valor que reciben los artistas por sus obras.
Esto da lugar a la incertidumbre y la especulación, porque una obra que se vende por cierta cantidad de Ethereum en un momento dado, tendrá un valor en dólares que puede ser cuatro o diez veces más alto en las semanas subsiguientes, en la medida en que crezca la especulación sobre el valor de la criptomoneda, pero, por lo mismo, puede devaluarse fácilmente.
“Esto pone a los artistas a ‘jugar a Wall Street’, siguiendo una lógica parecida a la del mercado financiero, que complejiza la valoración monetaria de sus obras”.
Finalmente, Marroquín considera que las colecciones y ferias de arte privadas seguirán teniendo un papel fundamental en el futuro del arte. Sin embargo, hay que reconocer que en el mercado del arte se mueven grandes capitales, que se inscriben en un contexto de una marcada desigualdad social, que continuará con la compraventa de NFT.
Desde el punto de vista de Restrepo, los NFT llegaron para quedarse, porque estos realmente son una tecnología que se puede aplicar para múltiples objetos y mercados, que posibilitan la estandarización de ventas de distintos objetos en los que se consignan momentos históricos particulares.