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Made Your Look: arte hecho a la medida

Un documental de Netflix revela cómo el deseo por el arte, y la ambición puede enceguecer hasta a los expertos.

Marzo 6 de 2021

La historia de cómo fue posible que una mujer desconocida en el mundo cultural Nueva York realizara una estafa de 80 millones de dólares, vendiendo obras falsificadas de artistas como Pollock, Mark Rothko y Robert Motherwell es lo que cuenta el documental Made You Look, que estrenó Netflix.


Una historia fascinante de hora y media del documentalista canadiense Barry Avrich, con una narrativa impecable, un sinnúmero de testimonios de fuentes entre periodistas que cubrieron el hecho, expertos en arte, peritos, abogados, investigadores del FBI y a los mismos implicados en las ventas, como la directora de la galería que realizó las transacciones millonarias, Ann Freedman.


De hecho, la historia de este documental tiene como protagonista a Freedman quien narra desde su punto de vista cómo sucedió esta estafa que a comienzos de este siglo estremeció al arte de Nueva York.


Un documental que tiene tantas lecturas como intereses de quien lo mire, pues toca aspectos del ego, el deseo por poseer piezas únicas, la ambición, el comportamiento humano, el engaño y hasta cómo operan las relaciones de gremio y del pensamiento cuando se quiere creer que lo imposible puede ser cierto.


Obvio, da para pensar en el aspecto mercantil del arte y la relación que las personas tienen con las obras de arte, la belleza y la posibilidad de poseer ambas (si es que la belleza puede poseerse). Al igual que el poder que ejercen los expertos en el arte, y el deseo de hacerse a obras de artistas que en el ámbito del mercado logran convertirse en nombres importantes.


¿Se pierde la perspectiva por el deseo de poseer creaciones de un autor considerado maestro? ¿Cuál es la verdadera diferencia entre una obra de autoría real y una falsificación que pasa muchos filtros, pero sobre la que recae la duda?


¿Cómo es que un cuadro que ha sido admirado por muchos, incluso expertos y en exhibiciones públicas, pierde todo interés al descubrirse que es falso? (Así sea bellamente falso).

¿No se ha perdido ya la proporción al encumbrar el costo de uno de sus lienzos a precios astronómicos?


Eso y mucho más se desprende de este documental que, de paso, por supuesto, crea la duda de cuánto de lo que hoy está en las colecciones públicas y privadas es real o cuántas obras son falsificaciones.

Un avance aquí.

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