Febrero 19 de 2019
Eduardo Celis: la desaparición del ácrata solitario
El pasado 30 de marzo falleció el artista barranquillero Eduardo Celis. Nacido el primero de diciembre de 1945, vivió sus primeros años en Cartagena, algunos en Nueva York y todo el resto en Barranquilla.
abril 10 de 2021
Providencia, mixta. Fotografía de Gustavo García.
Taganga, mixta, 100 X 70. Fotografía de Gustavo García.
Eduardo Celis. Fotografía de Felipe De la Hoz.
Providencia, mixta. Fotografía de Gustavo García.
/Cortesía.
Néstor Martínez*
Especial para
ARTERIA
Reconocido en la escena artística del Caribe, Eduardo Celis se destacaba principalmente por una pintura deudora de la neofiguración de mitad de siglo pasado y con un encendido colorido con algunas salpicaduras del Pop.
En las tres últimas décadas del pasado siglo era usual verlo en los eventos culturales y artísticos de la ciudad vistiendo pantalón y casaca de lino blanco, mochila arhuaca al hombro, cabellos enmarañados y una luenga barba de chamán o de mártir de pintura barroca.
Una carpeta de dibujos y pinturas sobre papel, que siempre le acompañaba, completaba la imagen de solitario artista ácrata que, al igual que su pintura, rechazaba estereotipos o direccionamientos.
Egresado de la escuela de Pintura de Bellas Artes en los inicios de los años 70, desde temprano apostó por trabajar bajo el firmamento de las neovanguardias, en procesos auténticos de búsqueda y experimentación con los materiales, soportes y pigmentos, para conquistar unas manchas y formas liberadas, que en algunos casos se resistían a un velado o emergente dibujo.
Infatigable caminante, recorría la ciudad y municipios circunvecinos desplegando la mirada para descubrir desde las figuras más espontáneas del atiborrado paisaje caribeño hasta las expresiones más insospechadas y categóricas de los habitantes de la urbe. De ahí, que sus temáticas no sean tan fáciles de acopiar o encajonar en metódicos gabinetes estilísticos como ocurre con muchos artistas.
En su última exposición en el 2014 celebratoria de sus 57 años de vida artística, realizada en el Museo del Atlántico y con loable curaduría de Gustavo García, se pudieron ver obras con multiplicidad de motivos y temáticas como los retratos, carnaval, paisajes, abstracciones, arquitecturas, mitológicas, autorretratos, eróticas, fauna, historia del arte y otras.
Muchas de sus obras exaltan un espontáneo collage, casi intuitivo, que desafía la mancha densa de acrílico o vinilo para consolidar unas texturas que potencializan la expresión de las formas plásticas. Toros que embisten, autorretratos con sello místico o metafísico, ventanas que se deshacen con la informalidad de la mancha, el encuentro mitológico, los retratos espontáneos que capturan la energía del retratado, los raizales…
Todos estos temas fueron plasmados en formatos medianos y pequeños, acrílicos y vinilos sobre cartones o papel kraft, grafitos sobre cualquier pedazo de papel que, además, podría hacer parte de una obra mayor, en sintonía con una cantidad de variaciones y agudezas en el arte de pintar.
Desaparece el artista Eduardo Celis y ya muchos empezamos a preguntarnos que pasará con su legado. Deyana Acosta quien programó su última exposición, siendo Secretaria Departamental de Cultura, cuando revisaba centenares de obras pudo captar la importancia de la producción de Celis para la ciudad de Barranquilla: “… El maestro Celis no dejó de pintar y escribir ni un solo momento de su vida. Increíble imaginar el acervo que queda después de su partida. Ese trazo solo de él, explosivo pero certero, que de manera contundente captaba perfectamente un rostro, una figura; pero a la vez sumía al espectador desprevenido en una ola caribe de color, cercana a la abstracción”.
* Artista, curador y profesor de la Universidad del Atlántico.