El Festival Internacional de la Imagen, un espacio para reflexión innovadora
- Diego Guerrero
- hace 16 horas
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Actualizado: hace 13 horas

El Festival Internacional de la Imagen es un espacio de encuentro para la cultura digital y las artes electrónicas que, desde hace más de dos décadas, difunde y apropia los avances en creación e investigación tecnológica.
Con la participación de más de 35 países y 300 invitados, El Festival Internacional de la Imagen se erige como una plataforma para comprender las dinámicas actuales del arte y la tecnología a nivel global.
En su edición 28, el evento explora la inteligencia artificial, la robótica y las realidades expandidas, presentando obras que reflejan las reflexiones vanguardistas de Europa y otras regiones, al tiempo que destaca la valiosa creación artística y tecnológica que emerge desde Colombia.
Organizado por la Universidad de Caldas en asocio con la Universidad Jorge Tadeo Lozano, es una plataforma para la creación crítica, la investigación y el diálogo interdisciplinar, que busca abrir espacios de transformación en contextos atravesados por problemáticas sociales, ambientales y culturales.
Y pretende potenciar el rol transformador de las tecnologías emergentes en ciudades alejadas de los centros tradicionales de conocimiento académico, con el arte actuando como una lente para vislumbrar futuros posibles
Exposiciones abiertas Centro Cultural Universitario Rogelio Salmona
Universidad de Caldas - Sede principal
Universidad de Caldas - Sede Bellas Artes
Alianza Francesa , Manizales
Museo de Arte de Caldas
Bogotá , Museo Casa Lleras
Bogotá , Centro Felicidad Chapinero - CEFE Abiertas hasta el 9 de mayo
Felipe César Londoño, arquitecto, doctorado en ingeniería multimedia es fundador y actual curador del festival: Arteria: ¿Cuál fue el criterio curatorial para esta edición del festival?
Felipe César Londoño: -El tema central es lo ‘re – generativo’, un concepto que dialoga con los intereses del Media Art History, que es el evento invitado este año. Esta plataforma busca entender el papel de los medios y la tecnología en los procesos artísticos y culturales. Históricamente, ha tenido una visión muy centrada en Europa occidental, pero ahora nos invitan a pensar desde el sur global: cuál es nuestra responsabilidad frente a los desafíos medioambientales. No se trata solo de sostenibilidad, sino de regenerar lo que tenemos. Además, conectamos esto con lo generativo, en el sentido de la inteligencia artificial y tecnologías emergentes.
-¿Por qué se realiza en Bogotá tanto como Manizales?
-Bogotá ha adoptado el festival de forma muy especial. Con el liderazgo de la Universidad Tadeo, pero también con un compromiso fuerte de la Universidad de los Andes, que ha cedido espacios y desarrollado actividades. Además, el Banco de la República, con la muestra ‘Cuerpos de Agua’, curada por Luis Fernando Ramírez, y la Cinemateca de Bogotá, con el ciclo Cine y Digital, han sido fundamentales.
-¿Por qué integrar tantos espacios?
-Básicamente, buscamos expandir las acciones del Festival de la Imagen. Aunque su origen está en la Universidad de Caldas, el convenio continúa con apoyo de la Universidad Jorge Tadeo Lozano.
Muchas instituciones culturales han mostrado interés en el diálogo entre arte, ciencia, tecnología y diseño, y han ofrecido sus espacios. El éxito del festival durante sus 28 años ha estado en el trabajo en red, con muchas organizaciones sumándose para abrir espacios de encuentro sobre los impactos de la tecnología y la cultura digital en la sociedad.
- Cómo se ha ido desarrollando esta cultura digital en el país?
-La cultura digital transforma y nos transforma. Bogotá busca convertirse en un centro de creación tecnológica y cultural. Hablar de cultura digital es hablar de cómo la tecnología amplía nuestras capacidades, especialmente entre los jóvenes. Desde el festival exploramos cómo se vinculan tecnología, territorio y cultura.
Empezamos en 1997 hablando de QuickTime, en una época de internet precario, y hoy trabajamos con realidad inmersiva, videojuegos, cuántica.
Por ejemplo, tuvimos un taller sobre entornos cuánticos con Eliane Hernández, muy pertinente porque este es el Año Internacional de la Cuántica, según la Unesco. La idea es ver cómo los artistas humanizan las tecnologías, una idea que resaltaba Lucía Santaella, teórica brasileña. El festival promueve esa visión crítica y creativa de los medios emergentes.
-¿Cómo es la participación de los invitados consagrados y los emergentes?
-Desde el inicio, el festival ha buscado traer grandes maestros del diseño, arte y tecnología, pero siempre en diálogo con creadores jóvenes. Por ser un festival académico, tiene una fuerte base en los procesos formativos. Por eso, vinculamos a estudiantes de pregrado, maestría y doctorado.
Los keynotes y exposiciones centrales se combinan con espacios para artistas emergentes. Un buen ejemplo es la residencia conjunta con Cataluña, donde dos maestros trabajan con curadores y artistas jóvenes tanto colombianos como españoles, como Nurianía, Pablo Artés o Sonia Rojas. Así logramos un equilibrio entre la experiencia y la innovación emergente.
- ¿Cuál es la importancia de este festival para Colombia?
- El festival lleva 28 años y ha sido reconocido en Latinoamérica como un evento importante. El apoyo de las universidades Caldas, la Tadeo y otras instituciones nos permite acceder a financiación de embajadas, universidades internacionales y organizaciones binacionales.El festival se consolida como un espacio de reflexión entre arte, ciencia y tecnología, y al mismo tiempo fortalece procesos académicos y formativos para nuevas generaciones.
Una de nuestras apuestas es expandir el festival más allá de las universidades. Usamos espacios como el CEFE y hacemos presencia en barrios y municipios de Caldas como La Dorada, Samaná o Riosucio. Queremos descentralizar el evento y hacerlo accesible. A los jóvenes les llama mucho la atención el arte tecnológico: videojuegos como los de Leo Castañeda o proyectos como el de Solimán López (España), que mezcla arte, selva y biotecnología, son muy atractivos. Queremos que más personas puedan experimentar estas propuestas, más allá de un público académico.
En ese sentido, el arte nos hace ver el mundo y las tecnologías en una perspectiva distinta. Observar a los artistas, como lo dice Lucía Santaella, es una manera de entender e imaginar los futuros posibles. Entonces, el arte transforma.
Y por ello reitero esa cita de Lucía Santaella: “En épocas de cambio hay que estar cerca de los artistas, porque ellos saben sin saber que saben”.
Y eso es una frase que me gusta muchísimo porque nos invita a mirar ese conocimiento que tiene el arte sin que el arte se lo proponga. El artista hace su obra, explora, divaga, interpreta y crea.