Febrero 19 de 2019
Viaje íntimo por la obra de Luis Caballero a 25 años de su muerte
La Galería El Museo de Bogotá abrió de nuevo sus puertas, para cumplir una cita que había postergado con el universo pictórico de Luis Caballero. A su vez, expertos hablaron de la influencia de este artista en el arte nacional.
Julio 4 de 2020
Daniel Grajales Tabares
Periodista
ARTERIA
El 19 de junio de 1995, con 51 años, murió el artista bogotano Luis Caballero. Su carrera fue considerada por los críticos como una de las más importantes de su generación.
Nacido en 1943, Caballero se formó en Bellas Artes en la Universidad de los Andes y en 1963 viajó a Francia, para continuar su proceso en la Académie de la Grande Chaumière de París. Su pintura fue vista como una revelación por los expertos, antes de que cumpliera 25 años, y su legado quedó escrito para siempre. Es recordado por sus torsos desnudos y por la fuerza expresiva de sus pinturas.
En palabras de la crítica de arte argentina Marta Traba, Caballero había logrado ya en 1986 ocupar un lugar en la historia del arte, ubicándose como referente nacional: “En 1968, Luis Caballero ganó, en Colombia, el Primer Premio de la Bienal de Arte de Coltejer. A los 25 años se consagró mediante este episodio como el pintor colombiano más notable de su generación y el sucesor directo de Alejandro Obregón y Fernando Botero.
"Enteramente ajeno a la influencia de ambos artistas. Su pintura descendía en cambio, de modo bastante directo, de dos ingleses: el pintor pop Allen Jones y el pintor neo–figurativo Francis Bacon”.
La muerte no fue el final de su carrera, sino que más bien inició un proceso de consolidación, investigación y reflexión sobre su producción, que se ha extendido desde entonces por dos decenios y medio, con logros como que uno de los premios más destacados de la escena artística del país lleve su nombre.
Cuando se cumplen 25 años de su fallecimiento, la maestría de Caballero en la figuración es rememorada esta vez en la Galería el Museo de Bogotá (calle 81 #11-41), donde estará abierta el público hasta finales de agosto la muestra Luis Caballero (1943-1995). Homenaje, 25 años después.
Luis Fernando Pradilla, director de la galería El Museo, precisa que llevaban cinco años programando esta exposición, desde la conmemoración de los 20 años de su muerte, y con la nueva efeméride decidieron hacerla realidad: “En los últimos años, fui muy cercano a Luis Caballero. Siempre vendí su obra, aunque no era yo quien lo representaba y me he propuesto recientemente volver a reactivar el mercado. Esta exposición es un resumen de lo que Luis Caballero hizo desde los inicios de su carrera hasta su muerte, es una visión general de los procesos y periodos por los que pasó”.
Entre los elementos que hacen especial esta muestra, dice Pradilla, está la sala dedicada especialmente a los dibujos, muchos de los cuales no habían sido antes exhibidos, en cuanto se trata de bocetos que el pintor hacía antes de dar rienda suelta a su pincel.
“El público va a poder ver una revisión de lo que fue como dibujante. En esta sala están muchos de sus retratos, los modelos y los bocetos que hizo para sus grandes pinturas, porque Caballero siempre partía de un boceto con sus modelos reales, que se volvían después las obras en las técnicas y materiales que decidiera usar”, agrega el galerista.
Lo particular en el dibujo de Caballero, insiste el director de El Museo, “es que además de ser un artista figurativo de extraordinario talento, como se puede apreciar en los retratos, no solo se destaca en el manejo del dibujo como base de su experiencia plástica, sino de las demás técnicas como el carboncillo y el óleo, o la mezcla de técnicas, porque Caballero es un maestro de las técnicas”.
Entonces, se centraron de manera especial en el dibujo, buscando entregar a los visitantes una experiencia íntima con un Luis Caballero no tan conocido. Cuenta Pradilla que hay piezas que no dejaron nunca de ser parte de la colección privada del pintor, como los retratos de todos sus modelos, los cuales no salieron jamás al mercado y Caballero conservó, así como su Colección de dibujos porno.
Esta fue dada a conocer por un libro que editó Villegas Editores, de los cuales El Museo presenta de nuevo, en esa idea que Caballero tenía de hablar sin tapujos de la sexualidad y de entender el sexo como un acto divino: “El del sexo es un camino paralelo al del místico, en el que se renuncia a todo y se destruye todo, empezando por la razón, para llegar a un momento de lucidez o de divinidad. La religión, el erotismo y el arte son tres caminos con un fin común: la comprensión más allá del misterio.
Y los tres caminos no solo se asemejan sino que también se mezclan y se confunden”, le dijo el artista en 1973 a Marta Traba, en una entrevista que le hizo por su exposición conjunta con Beatriz González en el Museo de Arte Moderno de Bogotá, Mambo.
Otro de los periodos que permite rememorar esta exposición es el de un Caballero que pinta hombres de estatura alta, cuerpos casi completos, retenidos por sus ataduras, algunas veces dando la impresión de que algo externo a ellos los retiene, los hace sufrir. Como un óleo sobre papel entelado delineado con carboncillo, pintado con pasteles azules y verdes, resaltando su figura desde el fondo, así como líneas a lápiz; en el que un hombre levanta a otro del suelo, ayudándolo a liberarse de una fuerza sin forma, amorfa, que parece atormentarlo.
Son 300 obras las que el visitante a El Museo puede disfrutar, encontrándose con universos de la obra de Caballero como la figura humana, femenina y masculina, el erotismo, el drama y hasta la violencia. Priman los bocetos y los retratos, en obras de pequeño, mediano y gran formato.
“A Luis Caballero le interesaron diferentes temas, por eso la galería tiene exhibidos sus momentos por sectores. Están sus primeros dibujos, luego podemos ver cuando comienza a integrar la figura humana, después cuando se adentra en el erotismo.
"Otro momento es cuando se va a vivir a París en la década de 1960, ya que comienza a centrarse en la figura masculina. Viene después el tema de la violencia y el drama humano, posteriormente la época negra, influenciada por el expresionismo alemán, en unas obras muy dramáticas, porque él siente la muerte que se acerca”, dice Pradilla.
El galerista recomienda a los visitantes “no traer objetos, ni mochilas ni nada de eso” y recuerda que deben cumplir todas las normas sanitarias, comenzando con la limpieza de manos y desinfección de zapatos a la entrada, mantener distancias y no exceder un total de ocho personas en el espacio.
La influencia de Luis Caballero
Si tuviera que decir cómo ha influído Luis Caballero en el arte colombiano, 25 años después de su muerte, el curador Eduardo Serrano opina que “Caballero fue un artista muy reacio a las vanguardias. Siempre estuvo dentro del sentido clásico del arte.
"Se puede decir que su obra sigue la historia del arte: hay un periodo renacentista, otro barroco, otro romántico. Fue recalcitrante en que para él la vanguardia no tenía ninguna importancia. Esa actitud ha tenido repercusión en muchos artistas que, hoy en día, siguen pintando y dibujando a pesar de las nuevas tecnologías”.
En ello coincide con Carlos Uribe, curador jefe del Museo de Antioquia, quien comenta que "Luis Caballero es un artista que por su actitud libertaria y experimental durante las décadas de los años sesenta y setenta, logró posicionar una obra personal y autobiográfica sin condicionamientos modernistas.
"Más bien, dichas características y la disciplina de trabajo que lo revistió, son claves para entender un artista posmoderno, más versátil y ambicioso, como son ahora los contemporáneos, y por lo cual no se casó con un estilo ni con una técnica; sus exploraciones lo llevaron del dibujo y el sketch académico a los formatos ampliados y modulares, al mural y a la instalación. Un ejemplo de ello, es la magnífica Cámara del Amor que se encuentra exhibida permanentemente en el Museo de Antioquia en Medellín".
Por su parte, Eugenio Viola, curador jefe del Museo de Arte Moderno de Bogotá, concluye que “el trabajo de Luis Caballero es importante en el arte colombiano como el de Miguel Ángel Rojas, porque ambos, según las perspectivas poéticas, han desarrollado temáticas conectadas a la diversidad de género, en un momento histórico en el que es asumida la valentía de un gesto poético y político radical. Las pinturas, prepotentemente homoeróticas, y sus dibujos sensuales, anticipan el trabajo de una generación de artistas que ha elevado la diversidad de género a elemento básico y fundamental de su propia obra”.