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Tecnología para el mercado del arte

A medida que la tecnología digital avanza, nuevas herramientas  brindan mayores oportunidades para lograr transparencia  y confianza a la hora de vender comprar obras de arte. Adriano Picinati di Torcello, director y coordinador de arte global y finanzas de la mulitnacional Deloitte habló con ARTERIA.


Mayo 22 de 2020

David Guzmán  

Periodista

ARTERIA

Nota del editor: este artículo fue reporteado y escrito antes de la actual pandemia.

Encuestas realizadas a administradores de riqueza de todo el mundo durante el 2019 por Deloitte (una de las empresas multinacionales en servicios profesionales y contabilidad más grandes) encontró que la falta de transparencia en el mercado del arte es el principal factor que afecta su reputación y credibilidad.

Autenticidad, desconocimiento de la proveniencia y la indebida atribución de obras de arte son aspectos que incrementan la desconfianza. Sin embargo, las encuestas también arrojaron resultados optimistas, en cuanto a que la mayoría de los administradores de riqueza creían que la tecnología podía ayudar a superar estos obstáculos que afectan a artistas, galeristas y coleccionistas.

Adriano Picinati di Torcello, director y coordinador de arte global y finanzas de Deloitte describe cómo la tecnología se ha involucrado de diferentes maneras en el mundo del arte. Por ejemplo, aparecieron nuevos medios para los artistas, se crearon nuevas formas de experimentar el arte con la realidad virtual, lo que también permitió facilitar el acceso al arte, en muchos casos.

“El reto principal para el artista es ser reconocido en un mundo cada vez más complejo, con diversos canales de medios y un flujo incrementado de información, y ser capaz de vivir decentemente de su creación artística. Los galeristas, por supuesto, necesitan vender obras de arte en los mercados primarios y secundarios para poder perseguir su profesión.

 

Los coleccionistas quieren, principalmente, sentir una emoción y pagar el precio correcto por una obra de arte original (no una falsa). Para los museos, el reto principal es, probablemente, asegurar suficiente financiación para ser capaces de desarrollar su misión”, explica el experto.

Las plataformas sociales también aumentaron el intercambio de arte en línea, apoyando el mercado primario y secundario del arte.

 

Recientemente, los desarrollos en almacenamiento de datos y analíticas de los mismos han logrado avances en la transparencia en el mercado del arte y han surgido herramientas como blockchain para garantizar mayor seguridad en cuanto a la trazabilidad y los derechos de autor de las obras y para prevenir el lavado de dinero con obras de arte.

El blockchain es el método de registro que utiliza la red de la criptomoneda BitCoin. Una forma simple de entenderlo es como una cadena de bloques, donde la cadena está asociada a un producto particular y cada bloque contiene información de cada transacción realizada con el producto.

Cada bloque almacena información como la fecha y la hora de una transacción y su valor. Los bloques guardan registros sobre la identidad de las personas. Si bien omite datos privados de quienes tranzan, sí los identifica con una especie de firma digital única para cada persona.

Adicionalmente, los bloques también almacenan información que los distingue a unos de otros.  El principal valor agregado que ofrece blockchain es la trazabilidad, pues hace pública la información sobre el origen de un producto, las veces que ha sido vendido, quién fue el creador del producto y los valores por los cuales se ha intercambiado que, para la compra-venta de arte es algo sustancial, según Picinati di Torcello.

 “En términos simples, ayuda a trazar la procedencia e identificación de las obras de arte y, consecuentemente, reduce los riesgos, combate las obras falsas y las imitaciones e incrementa la confianza. Para un inversionista en arte es esencial comprar originales a su valor correspondiente ya que, no solo puede haber desconfianza en las ventas del mercado de arte, sino que también pueden darse pérdidas financieras considerables. Por estas razones, la trazabilidad apoya el crecimiento del mercado del arte”.

La blockchain incluso podría ofrecer la posibilidad de suscribirse a la cadena particular de un producto. Así, por ejemplo, un artista seguiría su obra en el mercado.

 

Este aspecto pone sobre el tapete la desventaja histórica de los artistas plásticos con respecto a los compositores musicales, por ejemplo, quienes se benefician de regalías y derechos de autor cada vez que se reproducen sus creaciones, lo que no sucede cada que una pintura, por ejemplo, cambia de mano. En este sentido, haría posible que el creador cobre un porcentaje cada vez que su obra sea vendida nuevamente en el mercado secundario.

“Diría que el mercado del arte ideal le permitiría, por lo menos a los artistas, primero, que su actividad sea reconocida como una profesión y que tenga un estatus legal y, segundo, deberían estar en una posición que les permita disfrutar de los beneficios de la creación de valor monetario que se crea en el mercado secundario.

“Para los coleccionistas, nuevos y establecidos, sin importar la cantidad que gasten, habría mecanismos que les permitieran disfrutar del arte y del mercado del arte con total confianza. Las preguntas sobre la confianza y la transparencia serían cuestión del pasado. Para los galeristas, especialmente para los que trabajan con artistas emergentes, el mercado del arte ideal les daría una posición para ofrecer mejores servicios a los artistas y coleccionistas.

“Finalmente, los pequeños y medianos museos estarían en una buena posición para cumplir su rol social, ofreciendo grandes experiencias culturales para la máxima audiencia posible, aprovechando los últimos desarrollos digitales”, explica Picinatti sobre cómo serían las condiciones ideales de un mercado del arte.

En el reporte que publica Deloitte, predicen que la regulación y las tendencias tecnológicas jugarán un papel importante en el futuro del arte y la industria de las finanzas. Además acotan que la colaboración entre todos los actores del mercado (profesionales del arte, coleccionistas jóvenes y viejos y administradores de riqueza) es esencial para enfrentar los asuntos y retos que enfrenta el mercado del arte, especialmente en cuanto a confianza se trata.

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