Febrero 19 de 2019
Adriana Marmorek se redescubre en el ‘Jardín de las delicias’
La artista bogotana dejó suspendida su individual en Nueva York (por la COVID 19) su segunda con la galería Nohra Haime, titulada ‘Flower to bee’. Presenta obras que plantean una relación simbólica con ‘El jardín de las delicias’, de El Bosco.
La obra de Adriana Marmorek evoca fragilidad y delicadeza. Es lo que salta a la vista cuando se aprecian sus obras, muchas de ellas flores, hechas en porcelana y el vidrio.
En la fragilidad encontró una relación entre su obra y el Jardín de las delicias, de El Bosco, la cual aborda en su más reciente exposición, ‘Flower to bee’, en la galería Nohra Haime de Nueva York.
Son 72 obras, casi todas hechas para esta exposición, aunque están inspiradas en sus trabajos previos, según explica la artista. Como su intención era también hacer un jardín, decidió llevar muchas piezas, porque “un jardín debe ser poblado”. Dentro de la obra de Marmorek predominan cuatro colores: blanco, negro, plateado y dorado.
Durante su investigación, la artista visitó el Museo del Prado, donde se exhibe actualmente El Jardín de las delicias y le llamó la atención el texto que acompaña la exposición: “El mensaje principal que transmite la obra es la de fragilidad y el carácter efímero de la felicidad o el goce de sus placeres pecaminosos... En el tríptico cerrado se representa en grisalla el tercer día de la creación del mundo. El tríptico abierto incluye tres escenas que giran en torno al pecado, que se inicia con Adán y Eva en el Paraíso, en el panel izquierdo, y reciben su castigo en el panel derecho. La tabla central muestra un falso paraíso entregado a la lujuria”.
“El texto me inspiró: ¿Por qué es lujuria? Por el carácter efímero de la felicidad, pero ¿es que hay algo permanente? No hay nada permanente. Todo sería pecaminoso. Nuestra existencia lo es, porque es efímera. Leer esto me motivó a entablar una ‘conversación’ con el Jardín”, cuenta la artista.
Durante su carrera, Marmorek ha abordado temas relacionados con género, relaciones de pareja y sexualidad. Por este motivo, consideró oportuno entablar una relación simbólica entre su obra y esa de El Bosco, a partir del papel que desempeñan las abejas en la reproducción sexual de las plantas, dada también la exuberancia natural que presenta la obra El Bosco, especialmente en su panel central.
Al observar con detenimiento los numerosos detalles del ‘Jardín de las delicias’, Marmorek se sorprendió al encontrar figuras que se asemejaban a varias de las obras que había creado previamente. Este hecho, más que una coincidencia, la pareció un mensaje y lo interpretó como que debía volver sobre lo que ya había hecho, potenciarlo con los símbolos que utilizó El Bosco, y redescubrir su obra.
Marmorek sostiene que el Jardín de las delicias representa, entre otras cosas, la cosmogonía y la ideología católicas del Medioevo, época en la que vivió El Bosco. La forma en que el artista decidió representar su pensamiento se ha prestado para múltiples interpretaciones, las cuales también cambian según la época, además, estimuladas por la gran cantidad de elementos que aparecen en este tríptico.
De las 72 obras, 36 son piezas de la serie ‘Cosmogonías’: porcelanas con formas de huevos quebrados en su cáscara y con variaciones realizadas a partir de las fracturas. La palabra cosmogonía denota el entendimiento del cosmos y el cosmos a su vez denota orden. Es decir, cosmogonía es la manera de entender el orden del universo.
“Parte de lo interesante que estamos viviendo es que ya no hay una única mirada. Cada cual tiene su propia mirada de su cosmos. Viendo esta pieza, por ejemplo, me doy cuenta que yo ya empiezo a tejer relaciones con El Jardín, donde también encontré varios huevos representados. Yo les digo huevos a las cosmogonías porque antes tenía unas piezas que se llamaban los ‘Huevos cósmicos’, donde hacía instalaciones dentro de las piezas. Ahora ya las cosmogonías aparecen rotas y el contenido se lo pone cada uno”, explica la artista.
Otra parte de la exposición consiste en la serie de ‘Nuevas floras’, producidas en porcelana y vidrio. Una obra de la edición anterior de estas ‘floras’ fue rota por un niño durante la feria Arco, en Madrid (2015). “Esta pieza para mí es muy importante. Era como una deuda que tenía con la obra”, explica la artista.
Dentro de estas ‘floras’, la artista incorpora espejos, de los cuales encontró representaciones similares en el panel del infierno, en El Jardín de El Bosco.
Las flores las pinta en grisalla, en la cual se utiliza el gris para generar una perspectiva escultórica (como si el dibujo tuviera relieve), técnica que también utilizó El Bosco en la escena de ‘La creación’, la cual es visible cuando está cerrado el tríptico del ‘Jardín de las delicias’.
“Como mi pregunta es en torno al amor y a las relaciones, creo que el espejo es un asunto importante. Entonces comencé a fabricar estos espejos. Estas piezas se llaman ‘Rendezvous’ (encuentro, en francés) Como ese encuentro. Todas estas piezas son trabajadas con artesanos en Bogotá. Soplamos el vidrio y un señor artesanalmente hace el espejo”, explica Marmorek.
La exposición es una instalación. En el fondo Marmorek dispuso una fotografía de gran formato, la cual intervino digitalmente, que para la artista representa el Paraíso. Las floras, aluden a la simbología que usa El Bosco. “En El jardín no hay carne ni trago en el panel de los placeres. Hay muchas frutas y exuberancia de flores. Tomando esos elementos yo creo estas piezas, que tienen una relación simbólica con esa obra, por supuesto, proponiendo simbologías nuevas”, dice Marmorek.
Ella no realizó sus piezas inspirada en El Bosco. Fue la casualidad de ver representaciones similares en ambas obras lo que llevó a la artista a abordar este proyecto. La representación más parecida que encontró la artista entre ambas obras se da con 'Ánima'. Es una flor esculpida en vidrio que en su cáliz sostiene una burbuja, dentro de la cual dos hojillas de oro se mueven impulsadas por un pequeño ventilador, instalado dentro del tallo de la escultura. En El Jardín de las delicias, en el panel central, aparece también una flor que sostiene una burbuja en su cáliz, pero en su interior descansan un hombre y una mujer, sentados.
“Este proceso ha sido interesante porque vuelvo sobre mi trabajo y retomo piezas. Son siete años preguntándome por dónde y el camino me llevó a pensar en el desamor, que fue mi proceso de 'Reliquias' y del Luis Caballero.
Cuando cierro ese capítulo, vuelvo a pensar por dónde arrancar la investigación y me doy cuenta de que tengo un pendiente con 'Ánima' y cuando encuentro la relación con El Bosco, me decido a trabajar por este camino. Estoy recorriéndome de nuevo, pero en otro momento, en otra dimensión”, concluye Marmorek.