top of page

El futuro incierto de los inmigrantes... y del mundo

Los inmigrantes son el tema de la este análisis que pone en contexto la situación de los desheredados del mundo con la situación de la Tierra misma.

Junio 27 de 2021

Uno.

La movilidad humana en la que las familias se ven obligadas a abandonar sus viviendas es una enfermedad de nuestra sociedad que se ha venido incrementando en forma alarmante. Emprenden una diáspora de incertidumbre que se constituye en un síntoma de un problema aún más profundo que nos duele y nos concierne a todos. Y es este dolor el que expresa Ana Patricia Palacios con el cuerpo de su obra y que presenta en esta muestra.


Su trabajo ha estado enfocado en reflexiones acerca del ser contemporáneo en su existencia y su condición política, hasta el estudio de situaciones de ciertas minorías vulnerables, que son protagonistas en conflictos políticos, sociales y económicos.

Palacios nació en Medellín, donde vive y trabaja. El soporte de sus obras fluctúa entre diferentes técnicas, pintura, dibujo, escultura, video y fotografía.


En el video La Ruta los caminantes que van atravesando el páramo en medio de la bruma transmiten el dolor, la incertidumbre e incomprensión y se convierten en fantasmas desprovistos de su condición humana. Producir sensibilidad sobre este fenómeno significa activar la conciencia sobre el problema y así movilizar fuerzas hacia la búsqueda de opciones de solución.


Es evidente que la proliferación de información ha permitido observarnos y acercarnos unos a otros, lo que ha puesto en evidencia la diferencia de oportunidades en que nacen y viven las distintas comunidades y cuando el deterioro de las condiciones económicas o de seguridad se tornan insoportables, se justifica asumir los riesgos y la incertidumbre que implica este salto al vacío.


La solución pasa por proveer las condiciones propicias para la constitución de hogares en los que el desarrollo humano y la posibilidad de felicidad sean viables respetando el equilibrio y la sostenibilidad con el entorno. Techo, alimentación, salud y educación pueden llegar a ser suministrados universalmente si nos movemos en la dirección apropiada, si sabemos utilizar los beneficios que la tecnología nos aporta de tal forma que la aprovechemos a nuestro servicio y no a la inversa, pues su utilización inconsciente nos está llevando por caminos inciertos y muy posiblemente catastróficos.


La Declaración Universal de los Derechos Humanos en el seno de las Naciones Unidas –paz, dignidad e Igualdad en un planeta sano– llevada a cabo en París en 1948 como ideal para todos los pueblos y naciones, se dio en un mundo estupefacto, aún humeante tras la guerra. Hoy, representa un reto global que implica cambios en el paradigma y los valores que nos han constituido y el presente proyecto plantea una propuesta para reflexionar al respecto. Hoy el dolor humano nos concierne a todos y debe servirnos para orientar nuestro destino, guiados por la razón y la fraternidad para evitar una nueva catástrofe.


Dos.

Esto que viene sucediendo reclama una comprensión de nuestro presente que hemos evadido y la tarea consiste en formularnos la pregunta de fondo sobre el sentido de lo que llamamos ‘el hoy’, las coordenadas de nuestro momento histórico. Estos rostros en los que el dolor y la desesperanza acusan su desnudez, despojados de ciudadanía, impersonales o carentes de derechos y la velocidad a la que se viene incrementando el fenómeno, sugieren la urgencia de una comprensión y un estatuto diferente.


Simone Weil nos muestra que el dispositivo de la persona constituye el mecanismo de discriminación y el paradigma normativo y privativo de derecho, y añade: “Lo que es sagrado, lejos de ser la persona, es eso que en el ser humano es impersonal” (*P.25-26).

Persona viene del griego prosopón y del latín persona y se refiere a la máscara que se adhiere al actor. Desde el derecho romano hemos heredado que la constitución de derechos se les asigna a las personas, pero los humanos podemos ser privados de esta máscara y por consiguiente de los derechos.


Algunos filósofos biopolíticos, en particular Roberto Esposito, han reflexionado al respecto analizando los conceptos de ‘Comunidad’ e ‘Inmunidad’. Etimológicamente, el primerio asocia cum del latín con y munus que significa tarea, deber, ley, don. Para Espósito la comunidad tiene un carácter melancólico, es “necesaria e imposible” ya que provoca la pulsión inmunitaria y constituye la exoneración de lo que nos incumbe a todos. “El con es un no ser que precede y divide cada sujeto sustrayéndolo de su propia identidad librándolo a una alteridad irreductible”. (** pag 54)


Después de la catástrofe de la guerra, el desastre del nazismo y su concepción de la identidad humana ligada a la pura biología, se supuso que el concepto de ‘Persona’ podría “recomponer el vínculo roto entre el hombre y el ciudadano, el espíritu y el cuerpo, el derecho y la vida.” Sin embargo, los derechos humanos, el derecho a la vida no habían sido tan abiertamente negados como hoy lo estamos viendo.


Los millones de víctimas del hambre, la enfermedad y de la guerra y su constante aumento, nos dejan abismados. Esposito se pregunta “¿Qué es lo que explica tal deriva en la medida en que la referencia al valor de la persona en tanto que norma está afirmado en todos los discursos, inscrito en todas las banderas?”. (**P.232) Ana Patricia Palacios expresa con esta obra su inconformidad con el tratamiento. Los muros contemporáneos constituyen un intento de inmunización social que en la nueva condición global se comporta como una vacuna que ya no funciona o un medicamento dirigido al síntoma pero que en realidad solo evidencia la enfermedad progresiva.


Pero así mismo aclara Espósito: “La nueva deriva inmunitaria conformada por pequeñas patrias cerradas, amuralladas en relación a lo que les es exterior, opuestas y hostiles a todo lo que no les pertenece, a todo lo que escapa al vínculo obsesivo de la identidad”. (**P.106)


Es lo que constituye el origen de la enfermedad social que padecemos. Y concluye citando de nuevo a Simone Weil: “Es sagrado lo que es impersonal en el hombre.... la justicia se sitúa en el orden de lo impersonal. Es lo que invierte lo propio dentro de lo impropio, lo inmune dentro de lo común. No es sino desmontando el dispositivo de la persona que el ser humano será finalmente pensado como tal”. (*P.16)

Pero no solamente el ser humano reclama justicia.


Hoy nos percatamos de que también la Tierra ha sido ultrajada y debe ser objeto de consideración, y resulta urgente integrarla a nuestra comunidad si queremos sobrevivir. Un nuevo munus se hace inevitable para una comunidad global que está empezando a surgir. La comprensión de las tendencias que vaticinan el cataclismo nos está obligando a reflexionar para constatar la falta de sentido del paradigma individualista.


“Esta inmensa ruina de sentido.... un mundo planetario sin dirección ni puntos cardinales. Un nada más que el mundo, ese nada en común que es el mundo que nos mete en la condición común de estar expuestos a la más dura ausencia de sentido y simultáneamente a la apertura de un sentido aún impensado.” (** P.91). En su obra Radeau 4, Palacios nos interpela presentando esta escena de migrantes en la que, nuevamente, la incertidumbre, la resignación y el sinsentido se vislumbra en estos rostros a los que se les ha retirado su condición de persona, conducidos en una balsa a un destino que no les pertenece.


Sin embargo, estamos viendo una nueva comunidad que se está constituyendo en torno a una nueva obligación recíproca, por un lado, de una urgente necesidad de construir sentido, pero, aún más urgente, de preservar la vida que se encuentra amenazada a causa de los excesos de lo que se ha llamado el final del Antropoceno. Es la toma de conciencia de un mundo que ha hecho del hombre una fuerza geológica enredada a la biosfera y que ha desencadenado el proceso acelerado de desequilibrio global. 


Surge el reclamo de una nueva forma de coexistencia impersonal, es decir, que elimine la competencia en la configuración de las personas, las máscaras, el yo superlativo, mediante la apropiación de recursos que ya no son ilimitados y su uso reclama una nueva racionalidad, un nuevo munus en torno al cual constituir la nueva comunidad. Bernard Stiegler, director del instituto para la investigación y la innovación del Centro George Pompidou –y referente obligado en la creación de esta comprensión– destaca el concepto de entropía (disipación o pérdida de la energía, devenir polvo, desorden molecular) y propone la toma de conciencia sobre su inversión a la negantropía o entropía negativa, proceso de complejización y organización de la materia propio de la vida, y nos dice:


“Hoy vivimos el Antropoceno, la toma de consciencia del Antropoceno a groso modo iniciado con la revolución industrial. El Antropoceno es el aumento de la entropía, entropía física, disipación de la energía que crea problemas caóticos con el cambio climático”. En segundo lugar, la entropía biológica, que es la disminución de la biodiversidad –una catástrofe enorme para la especie humana– es un aumento de entropía en el campo de la vida, y la entropía informacional, pues estamos en la posverdad.


Estamos todos perdidos en la información porque esta información se volvió entrópica se volvió desinformación (***6:57 - 7:54). Con la llamada ‘Data Economy’ todo ha sido sujetado a algoritmos de calculabilidad que nos transforman en marionetas.

“La teoría del inconsciente, de Freud, que cambió completamente nuestra visión del mundo de lo que es una sociedad (…) fue tomada al final de la Segunda Guerra Mundial por el marketing para decir que hay que manipular el inconsciente y las pulsiones de los individuos para hacerlos consumir lo que no necesitan”. (***19:00 - 19:32)


En el año 2018 en el IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) 15.364 científicos de 185 paises, la comunidad científica mundial, emitieron, la última alerta, en la que anunciaban que estamos al final, al límite del Antropoceno.

Como una alegoría a esta circunstancia alarmante, la artista instala en el centro de la exhibición su descomunal Naturaleza muertainvertida que, con sus flores secas y rotas, constituye una clara alusión al dolor por el desamparo y abandono al que estas personas migrantes se han visto sometidas y a la amenaza del caos que estamos viendo llegar y que Stiegler nos ha señalado como la consecuencia de lo que constituye el fenómeno de la entropía.

Si no cambiamos ya, la destrucción será incontenible. Para escapar de esta tendencia entrópica se requiere del saber, pero el saber actual es inoperante con relación a la situación. El saber está desamparado puesto que la situación cada vez más nos priva del conocimiento. Trabajamos privados de saber, dirigidos por las máquinas. Los humanos hacemos cada vez menos, solo lo que las máquinas no pueden hacer.

Marx decía que la proletarización es el hecho de que los hombres y mujeres trabajan siendo cada vez más privados de su saber. Y explica Stigler que el saber es lo único que puede poner en cuestión lo que se sabe y producir bifurcación. Solo el saber tiene la capacidad de poner en duda todo el saber constituido y decir no hay que ir más allá, eliminar todos los resultados de los cálculos y experimentos que se han realizado para decir: debemos bifurcar, debemos cuestionarlo todo.

“Se requiere que la investigación pública no esté motivada por la utilidad, es decir por la calculabilidad de la amortización a corto y mediano plazo de la inversión, es así como hoy funciona el mercado”. (27:40 - 27:50).

Debemos ser capaces de crear visiones alternativas. Para crear una comunidad de saber hay que pasar a una sociedad con un nivel superior. Construir un compromiso histórico con una nueva racionalidad. Un sistema que rompa la tendencia de las curvas que conducen a la catástrofe. Nosotros proponemos repensar el futuro no más como simples naciones, de la sociedad de naciones, sino del planeta entero, del Antropoceno, a través de una nueva política científica, pero también a un nueva política legal, una nueva política económica”.(29:44 – 30:00)


Y curiosamente tanto Esposito como Stigler concluyen con visiones próximas. Esposito: “Bajo la forma abierta y plural de la comunitas. El mundo en adelante irreversiblemente unido – debe ser no solamente pensado, sino ‘practicado’ como un conjunto de diferencias, como un sistema de distinciones.... transformar esta fórmula filosófica en práctica real, en lógica política”. (**P.142)


Stigler: “Estamos obligados a producir una nueva racionalidad, económica. La economía es totalmente irracional, solo funciona por la especulación. Una nueva racionalidad biológica lo que hemos presentado como la ciencia biológica hoy, esto ya no es ciencia, no se trata de denunciar lo incorrecto lo mal hecho, sino de construir, esto es de inventar. Básicamente es sobre producir una movilización de un nosotros que aún crea en la posibilidad de lo humano de lo sobrehumano, digamos un sobresalto que yo llamo el negantropoceno”. (***52:20 –

52:57)


* S. Weil – ‘La persona y lo sagrado’– Ed. Gallimard 1957.
** Roberto Esposito – Communauté, immunité, biopolitique – Ed Mimésis Visages, traducción libre.

***Bernard Stiegler - https://youtu.be/3ggF2jE5d8M

bottom of page